La Vía Francigena se mira en el Camino de Santiago

La Vía Francigena se mira en el Camino de Santiago

Los miles de peregrinos que llegan cada año a pie a Santiago de Compostela han hecho del Camino de Santiago la ruta de peregrinaje más importante de Europa, pero no es la única. Aunque menos conocida, la Vía Francígena que lleva a Roma es la otra gran calzada que durante la Edad Media componía el único sistema de carreteras del continente y que unía las tres ciudades de peregrinación de cristianismo, Jerusalén, Roma y Santiago.

Esta era la ruta que elegían los peregrinos italianos para llegar a Santiago, recorriéndola en dirección norte hasta la localidad de Luni, donde se embarcaban hacia los puertos franceses para alcanzar la Vía Tolosana que llevaba a España.

El potencial turístico de la Vía Francígena, que desde 1994 está reconocida como itinerario cultural por el Consejo de Europa, es enorme, pero hasta ahora el estado italiano no ha puesto demasiado interés en ella.

La Asociación Europea de las Vías Francígenas, creada en 2001 por 34 entes locales italianos y a la que se han ido añadiendo más de cien ayuntamientos italianos y de los países europeos por los que pasa, trabaja para darlo a conocer y para ello toma como ejemplo el Camino de Santiago.

Con el anuncio por parte del papa Francisco de la celebración del Año Santo extraordinario que iniciará el 8 de diciembre, el reto es el de atraer a un gran número de los 33 millones de peregrinos que se esperan en Roma.

Si durante el Jubileo del 2000 solo se interesaron por ella unos dos mil peregrinos, en 2014 casi 25 mil personas se animaron a recorrer alguna etapa de la Vía. Luca Bruschi, director de proyectos de la Asociación, es optimista: «Nuestros números son como los del camino español hace más de veinte años», aunque aclara que están aún muy lejos de poder acoger las grandes cifras de Santiago.

La asociación quiere copiar a España, que ha sabido convertir el peregrinaje y el ecoturismo en motor de las economías locales. Los ayuntamientos y los gobiernos regionales han empezado a trabajar en proyectos para mejorar la infraestructura y la señalización, dos de los aspectos aún muy deficitarios.

A lo largo de la vía se empiezan a abrir albergues y casas rurales, se están organizando puntos de información para los peregrinos y editando guías de las zonas que se atraviesan mientras abundan las iniciativas de promoción de productos locales, la realización de documentales y hasta de un programa de radio.

Pero Bruschi y toda la asociación quieren que se invierta a nivel nacional en la promoción de la Vía Francígena porque «hay regiones como la Toscana -apunta- que están trabajando mucho, pero en cambio en otras zonas todavía queda bastante por hacer».

Leído en La Voz de Galicia / Maria Signo

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