Ojo al parche, peregrino: el Camino de Santiago está más vivo que nunca. En 2024 se rozó el medio millón de Compostelas emitidas —499.239, récord histórico en un año no jubilar— y en 2025 se ha superado por primera vez la barrera del medio millón de peregrinos antes de acabar octubre.
Eso se nota en los albergues llenos, en los idiomas que se mezclan en cada mesa y en esa sensación de que el Camino se ha convertido en un fenómeno global: devotos, senderistas, familias, ejecutivos quemados, grupos de jóvenes, influencers en busca de la foto perfecta en O Cebreiro… y también algún «turigrino» de manual.
La masificación preocupa, sobre todo en el Camino Francés, que sigue siendo la ruta más frecuentada, mientras la Junta de Galicia impulsa el Plan Director de los Caminos de Santiago 2022-2027 para cuidar mejor las rutas, diversificar itinerarios y mejorar accesibilidad y servicios.
En medio de todo este boom, hay etapas que se han ganado un lugar especial en la memoria de quienes caminan. No son las únicas ni necesariamente las más bonitas para todo el mundo, pero sí representan muy bien lo que el Camino ofrece hoy: paisaje, historia, esfuerzo, emoción… y, por qué no, un poco de pulpo, tortilla y queso.
Aquí tienes 10 etapas imprescindibles del Camino de Santiago, repartidas entre varias rutas, con una mezcla de clásicos muy transitados y tramos que siguen siendo un pequeño tesoro.
Cómo hemos elegido estas 10 etapas
Antes de meternos en harina (o en barro, según la meteorología), una aclaración: este no es un ranking científico. Es una selección pensada para quien:
- Quiere vivir etapas icónicas del Camino (las que la mayoría comenta en las sobremesas peregrinas).
- Busca una combinación de paisaje, historia y “ambiente peregrino”.
- Quiere asomarse no solo al Camino Francés, sino también al Portugués, al Inglés y al Sanabrés.
Las distancias pueden variar según la guía que consultes, pero en general hablamos de jornadas entre 15 y 25 km, razonables para un peregrino medio. Sarria–Portomarín ronda los 22 km; O Cebreiro–Triacastela se va a unos 22 km; Portomarín–Palas de Rei llega cerca de los 25 km, por citar algunas.
Si quieres hilar fino con perfiles, mapas y albergues, siempre puedes ampliar info en AlberguesCaminoSantiago.com, especialmente en las secciones del Camino Francés, Camino Portugués y Camino Inglés.
1. Sarria – Portomarín (Camino Francés, ~22 km)
Esta es la etapa por excelencia de los que vienen a por la Compostela «sí o sí». Sarria se ha convertido en el gran punto de partida porque desde aquí se superan esos famosos últimos 100 km mínimos. Resultado: en temporada alta la rúa Maior parece una ONU en zapatillas, con mochilas de todos los colores y bastones que se cruzan a cada paso.
El trazado serpentea entre corredoiras, aldeas y prados, con pequeñas subidas y bajadas que van calentando las piernas sin machacarlas. La sensación de «empezar algo grande» flota en el ambiente: gente nerviosa revisando la credencial, grupos que se estrenan, veteranos que repiten y familias que han elegido esta semana como ritual conjunto.
La llegada a Portomarín, con su historia marcada por el embalse y el traslado piedra a piedra de la iglesia de San Nicolás, pone un broche perfecto. Atardecer sobre el Miño, cena peregrina, lavado de ropa, primeras ampollas en revisión… y la sensación de que, ahora sí, estás en el Camino de verdad.
→ Para profundizar: guía de etapas y albergues del Camino Francés en AlberguesCaminoSantiago.com.
2. Saint-Jean-Pied-de-Port – Roncesvalles (Camino Francés, 24–25 km)
La etapa mítica. El cruce de los Pirineos. El día en que entiendes por qué te dijeron aquello de «prepárate bien». Desde Saint-Jean-Pied-de-Port se sube sin tregua hacia los puertos de Cize, por la famosa Ruta de Napoleón, acumulando más de 1.200 metros de desnivel positivo antes de asomarte al collado de Lepoeder y dejar que el Camino se lance en descenso hacia Roncesvalles.
Es una jornada física, pero también emocional: paisajes amplios, vacas mirándote sin prisa, nieblas que aparecen y desaparecen… y esa sensación de estar cruzando una frontera no solo geográfica, sino también interior. A veces hay sol radiante; otras, viento, lluvia o incluso nieve. Es una especie de «bautismo de fuego peregrino».
Roncesvalles recibe al final del día como un pequeño refugio medieval: colegiata, claustro, silencio y una liturgia de acogida al peregrino que recuerda por qué existe todo esto desde hace siglos.
3. O Cebreiro – Triacastela (Camino Francés, ~22 km)
O Cebreiro es para muchos la puerta mágica de entrada a Galicia. Pallozas de piedra, niebla que se arremolina, viento frío incluso en verano y el santuario de Santa María la Real, uno de los templos más antiguos vinculados al Camino. Desde aquí arranca una etapa de unos 22 km que alterna subidas suaves con descensos prolongados hacia Triacastela.
El paisaje es una mezcla deliciosa de montañas, prados y pequeñas aldeas donde aún se ven hórreos y vacas pastando casi pegadas al camino. Los días claros regalan vistas de los Ancares y O Courel; los días de niebla convierten la ruta en algo casi mágico.
Triacastela, al final, es uno de esos pueblos que vive al ritmo del peregrino: albergues, bares, terrazas llenas al atardecer y mil historias circulando sobre la etapa del día siguiente, con la clásica duda entre ir por Samos o por San Xil.
4. Portomarín – Palas de Rei (Camino Francés, ~25 km)
Si Sarria–Portomarín es la entrada, Portomarín–Palas de Rei es la jornada que confirma que esto va en serio. Son alrededor de 25 km de toboganes constantes: subidas, descansos, algún tramo de asfalto, pistas entre bosques y aldeas con nombres que el peregrino pronuncia con más o menos acento: Gonzar, Castromaior, Ligonde…
No es una etapa técnica, pero sí de resistencia: vas sumando kilómetros mientras el cuerpo ya empieza a notar el cansancio acumulado de jornadas previas. Es también uno de esos días en los que sientes claramente la masificación del Camino Francés: largas hileras de mochilas, grupos escolares, agencias organizadas… y, aun así, momentos de silencio cuando el bosque se cierra y solo se oye el crujir de las hojas.
Palas de Rei, con su ambiente funcional y peregrino, sirve de trampolín perfecto para lo que viene: gastronomía y confluencia de rutas.
5. Palas de Rei – Melide (Camino Francés, ~15 km)
Etapa corta en kilómetros pero gigante en fama gastronómica. En torno a 14–15 km separan Palas de Rei de Melide, entre corredoiras, aldeas, pequeños ríos y el castillo de Pambre marcando presencia en la distancia.
Es también un punto estratégico: aquí confluyen el Camino Primitivo y el Francés, así que el ambiente peregrino se multiplica. Y, por supuesto, está el pulpo. Melide se ha ganado con creces la fama de ser uno de los grandes templos del pulpo a feira; sentarse en una pulpería, compartir mesa de madera, vino en taza y pan de la zona es casi un ritual obligatorio.
Es la etapa que muchos recuerdan como «la del pulpo»; y no es mala manera de fijar un día del Camino en la memoria.
6. Arzúa – O Pedrouzo (Camino Francés, ~19 km)
Ya huele a final. Arzúa, patria del queso Arzúa-Ulloa, se va quedando atrás mientras el Camino se adentra en un paisaje de bosques de eucalipto, prados y pistas cómodas. Son unos 19 km, con desniveles suaves pero constantes, donde la cabeza empieza a adelantarse a los pies: Santiago está ya a tiro de piedra.
En esta etapa se mezclan emociones: nostalgia anticipada, ilusión por llegar, cierto cansancio acumulado… y, si vas en temporada alta, una auténtica procesión de mochilas. Muchos grupos organizados empiezan precisamente en Sarria, así que aquí ya se ha consolidado una especie de «gran caravana jacobea».
O Pedrouzo (O Pino) es la última parada clásica antes de Santiago. Es un pueblo que vive casi exclusivamente para el peregrino: albergues, pensiones, restaurantes y ese nerviosismo de la noche previa a la llegada.
7. O Pedrouzo – Santiago de Compostela (Camino Francés, ~20 km)
Y llega la última. Unos 20 km te separan de la plaza del Obradoiro, pero el recuerdo va mucho más allá de la cifra. Desde O Pedrouzo el trazado aún regala bosques, pistas tranquilas y, por supuesto, el paso por el Monte do Gozo, desde donde muchos ven por primera vez las torres de la catedral.
Hay quien madruga de madrugada para llegar a la misa del peregrino, quien se lo toma con calma, quien entra en grupo, quien decide hacerlo solo. En los últimos kilómetros urbanos, la señalización convive con el tráfico, las prisas de la ciudad y esa sensación de «¿de verdad se acaba esto?».
La llegada a la plaza, el abrazo al Apóstol, la cola en la Oficina del Peregrino y el primer paseo sin mochila por las rúas de Santiago cierran un viaje que, en realidad, muchos sienten que solo acaba de empezar.
→ En AlberguesCaminoSantiago.com tienes guías y consejos para qué hacer en Santiago después de llegar.
8. Tui – O Porriño (Camino Portugués, ~18 km)
Saltamos de ruta: Camino Portugués. La etapa Tui–O Porriño es la primera jornada del tramo español del itinerario central, y tiene algo muy especial: el cruce del Miño y la entrada a Galicia. El puente internacional que une Valença (Portugal) y Tui marca un inicio simbólico precioso: dos países, un río y un mismo Camino.
Tras visitar la catedral-fortaleza de Tui y dejar atrás su casco histórico de piedra, el recorrido alterna tramos fluviales amables, bosques y algún que otro tramo de carretera poco glamuroso, incluyendo el famoso polígono industrial antes de llegar a O Porriño. No es la parte más romántica del Camino, pero sí muy representativa de lo que es el peregrinar hoy: naturaleza, patrimonio… y realidad cotidiana mezcladas.
En 2025 el conjunto de los caminos portugueses —sobre todo el Portugués por la Costa— está creciendo a un ritmo espectacular, casi rivalizando con el Francés en algunos meses del año.
9. Ferrol – Neda (Camino Inglés, ~15 km)
El Camino Inglés lleva años recuperando protagonismo, y su etapa inicial, entre Ferrol y Neda, es perfecta para entender por qué. Son apenas 15–16 km, una jornada amable que arranca en el puerto de Curuxeiras, antiguo punto de llegada de peregrinos ingleses, irlandeses y de otros países del norte de Europa.
El trazado bordea la ría, cruza barrios marineros y zonas urbanas antes de ir ganando un toque más rural según se acerca a Neda. No es la etapa más espectacular en cuanto a paisaje, pero sí muy cargada de historia y simbolismo: es el comienzo de una ruta más corta, recogida y con un ambiente peregrino muy auténtico.
Para quienes buscan un Camino de menos días y menos masificado, el Inglés se ha convertido en una opción ideal.
10. Orense – Cea (Camino Sanabrés, ~22 km)
Terminamos la lista con una joya de una ruta que, a pesar de todo el boom, sigue relativamente tranquila: el Camino Sanabrés, prolongación natural de la Vía de la Plata. La etapa entre Orense y Cea, de unos 22 km, combina un arranque urbano exigente (¡esas cuestas de Orense!) con tramos de bosque, aldeas y pistas que van ganando altura hacia el interior de Galicia.
Es una jornada física, pero muy agradecida, en la que se siente aún el sabor de los caminos menos masificados: albergues pequeños, bares donde todo el mundo se conoce, conversaciones pausadas. Cea, además, es famosa por su pan de Cea, con denominación de origen: crujiente por fuera, tierno por dentro, perfecto para acompañar prácticamente cualquier cosa.
Para muchos, esta etapa simboliza muy bien lo que buscan cuando escapan del bullicio del Francés: un Camino más silencioso, más pausado y, en cierto modo, más introspectivo.
Más allá de las etapas: tendencias, apps y «turigrinos»
El Camino de 2025 ya no es el de hace 30 años. El auge de peregrinos ha sido espectacular: solo en 2024 se entregaron 499.239 Compostelas, casi un 12 % más que el año anterior, y en 2025 se ha superado por primera vez el medio millón antes de terminar el año.
Las apps de mapas, reserva de alojamientos y seguimiento de etapas han cambiado la forma de caminar: muchos van con el móvil en la mano más tiempo del que les gustaría reconocer. Han llegado la gamificación, los retos, las medallas virtuales y las estadísticas compartidas en redes. Y, sí, también han aparecido figuras como los «turigrinos», más pendientes del selfie perfecto que de escuchar al que tienen al lado.
Al mismo tiempo, se respira una preocupación creciente por cuidar el Camino: sostenibilidad, recogida de basura, consumo responsable, respeto a los vecinos… El propio Plan Director insiste en mejorar servicios, inclusión y equilibrio entre rutas para evitar que unas se saturen mientras otras se mueren de soledad.
En medio de todo esto, lo que sigue intacto es lo esencial: caminar, encontrarse con otros, escuchar al cuerpo y dejarse sorprender por cada etapa, sea una de estas diez o una completamente diferente.
FAQs – Las mejores etapas del Camino de Santiago
¿De verdad estas son las 10 mejores etapas del Camino de Santiago?
¿Cuál es la etapa más dura de las que aparecen en la lista?
Si solo tengo una semana de vacaciones, ¿qué tramo me recomiendas?
1) Hacer los últimos 100 km del Camino Francés, empezando en Sarria y disfrutando de varias de las etapas de esta lista (Sarria–Portomarín, Portomarín–Palas, Palas–Melide, Arzúa–O Pedrouzo y O Pedrouzo–Santiago);
2) Recorrer el Camino Inglés completo desde Ferrol, en 5–6 etapas, con menos masificación y un ambiente muy auténtico.
En ambos casos podrás conseguir la Compostela si completas al menos 100 km a pie y sellas la credencial correctamente.
¿Cuándo es mejor hacer estas etapas para evitar la masificación?
¿Necesito reservar albergues en estas etapas tan populares?
¿Qué etapa es mejor para una primera toma de contacto con el Camino?
¿Estas etapas son adecuadas para hacer con niños o en familia?
En la web AlberguesCaminoSantiago.com encontrarás mapas interactivos, fichas de albergues y guías detalladas de muchas de estas etapas, especialmente en el Camino Francés, Portugués e Inglés.


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