Y en este caminar, los pies son grandes protagonistas, por lo que debemos cuidarlos.
El cuidado de los pies debería comnezar meses antes de que te vayas a comenzarlo, a menos, por supuesto, que seas habitualmente realices recorridos de de larga distancia.
Ten en cuenta que, de promedio, caminarás unos 25 km. cada jornada.
Cuando inicies tu aventura en el Camino querrás que tus pies y botas sean íntimos amigos entre sí, y que tus pies sean lo suficientemente resistentes como para soportar los rigores de estas caminata de larga distancia.
El Camino, con su terreno en constante cambio, hará estragos en tus pies, por lo que su cuidado es esencial.
El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana explica que es importante seguir algunas recomendaciones para preparar los pies antes de las largas marchas y cuidarlos durante y después de las mismas.
En este sentido, la hidratación de los pies la noche antes del inicio de cada ruta es uno de los consejos que más recomiendan los profesionales.
Los pies sufren durante los largos trayectos que se recorren en el Camino de Santiago porque se someten a esfuerzos poco habituales.
Por eso, se aconseja seguir algunos cuidados y visitar al podólogo antes de comenzarlo para prevenir lesiones, especialmente en los casos en los que existen dolencias previas como exceso de sudoración, hongos o helomas, entre otras.
Antes de realizar el Camino de Santiago, los profesionales recomiendan:
Antes de iniciar cada etapa, se recomienda hidratar los pies con crema.
Otros consejos son:
Durante la marcha, se aconseja:
Los pies húmedos (debido al clima húmedo o por sudor) son propensos a la rotura de la piel, por lo que deben ventilarse regularmente.
Tras finalizar cada día, es importante lavar y revisar bien los pies tras un secado minucioso para poder detectar posibles alteraciones.
Los pies pueden recuperarse del esfuerzo en una sola noche si:
Caminar largas distancias por el Camino hace que se ejerza mucha presión sobre los músculos y tendones de los pies y sobre la piel.
Envolver los pies cómodamente con cinta adhesiva o cinta médica puede ayudar a evitar la fricción —que produce ampollas— y puede aliviar la presión de los músculos y los tendones.
Tus pies aguantarán mucho mejor con un poco de ayuda de este tipo.
Cuando cubras tus pies, crea un buen soporte, pero asegúrate de no cortar la circulación sanguínea.
Pon a prueba tus niveles de comodidad y asegúrate de poder sentir tus pies. Si se vuelven insensibles o siente pinchazos como de alfileres o agujas, entonces es que los has atado demasiado fuerte.
Aseguránte de que tus uñas se mantengan siempre lo más cortas posible; esto ayudará a minimizar el daño a los dedos de los pies.
Los dedos de los pies tienden a recibir golpes, especialmente al caminar cuesta abajo, y muchos peregrinos se encuentran con que sus uñas se vuelven negras y luego se caen.
No te preocupes, también tienden a volver a crecer más adelante.
Hay diferentes etapas de formación de ampollas, y aquí te damos algunas sugerencias sobre cómo puedes tratar las ampollas a medida que se desarrollan:
Tan pronto como sientas que se está desarrollando una ampolla, detente de inmediato y afronta el problema.
Donde sientas dolor (un “punto caliente”), puede frotarte un poco de vaselina o ungüento antiséptico, y luego tapa ese lugar. Esto detendrá la fricción adicional.
Cuando las ampollas se han desarrollado completamente:
Si la ampolla no está perforada, ocupa menos de un centímetro y la piel que la cubre es gruesa, la recomendación es no explotarla.
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Me encantan los sitios que hablan del cuidado de los pies. Son los gran olvidados a la hora de mimarlos, pero se le deberían dar la misma importancia que al resto de partes de cuerpo.
Yo como propietario de un sitio web destinado a informar sobre el cuidado de los pies (durezaspies.com) sólo puedo daros mis respetos por dedicar tiempo a hablar de la importancia de los pies.
Ánimo a todos los viajeros del camino!!
Saludos.