El simbólico alto de Santiago de Compostela recobrará su uso antes de terminar el verano con una ambiciosa remodelación
Monte do Gozo es uno de los lugares míticos del Camino, donde los peregrinos alcanzan a ver por vez primera las torres de la Catedral de Santiago, uno de los símbolos vinculados a la peregrinación jacobea. Varios relatos que recogen el momento de la llegada al monte, pero ninguno lo ha hecho con el detenimiento y la emoción que se advierten en la famosa descripción del peregrino italiano Domenico Laffi (s. XVII), embargado por la felicidad y la emoción:
“Llegamos a la cima de una colina llamada Monte do Gozo, desde donde contemplamos la tan deseada ciudad de Santiago, a media legua de distancia.
Al verla, caímos de rodillas y comenzamos a llorar de alegría y a cantar el Te Deum. Pero no pudimos recitar más de dos o tres versos porque la gran cantidad de lágrimas vertidas por nuestros ojos no nos dejaba articular palabra.
La emoción que estremecía nuestros corazones y los continuos sollozos nos obligaban a detener el canto, hasta que por fin desahogados por el llanto, que poco a poco fue cediendo, volvimos a entonar el comenzado Te Deum y de este modo, cantando, hicimos el descenso hasta la ciudad, que es hermosa y grande y siempre en obras; terminado el burgo, llegamos a la puerta.”
Este alto, de 380 metros a 4,8 kilómetros de la Catedral compostelana, en los últimos años había caído en el olvido, por lo que arrastra un grave deterioro. Ni daba la bienvenida al peregrino como se espera ni los propios santiagueses lo usan como parque público, pese a ser con 57 hectáreas el de la mayor extensión de la capital gallega.
Esta situación cambiará a finales del próximo verano, cuando haya terminado la primera fase de la remodelación que la Junta de Galicia presentó recientemente para «recuperar su capacidad de acogida y su papel relevante».
Con una inversión de 1,2 millones de euros, se corregirán deficiencias como los problemas para divisar el santuario desde él debido a los cercanos eucaliptos de cuarenta metros cuya altura se plantea reducir. El paisajista Joao Nues, responsable del proyecto junto a Óscar López Alba, arquitecto, y Cristina García, redactora del proyecto, detallaron algunas de las reformas que se ejecutarán. Habrá más zonas de descanso para los peregrinos, con pequeños estanques de agua, merenderos y árboles frutales, además de mejorar el pavimento y los distintos accesos.
Recuperación del milladoiro
Las piscinas también experimentarán notables cambios. No solo se pondrán a disposición de los caminantes, sino de los vecinos de la ciudad, aunque será la empresa que se lo adjudique quien tendrá que tomar algunas de las decisiones al respecto.
La concesionaria se encargará de la gestión del albergue, que pasará de 2.986 plazas a 1.200. El espacio restante se pondrá a disposición de entidades sociales como Proyecto Hombre o Cogami para desarrollar en él sus actividades, según expuso la directora de Turismo, Nava Castro, quien recordó que estos trabajos se enmarcan dentro del Plan Director del Camino.
En la zona de acampada habrá instalaciones para peregrinos a caballo y en bicicleta. Usos como el del auditorio al aire libre están por definir.
El Monte do Gozo contó con un gran milladoiro [humilladero] —al estilo del de la Cruz de Ferro en el Bierzo— donde los peregrinos dejaban una piedra. Se cree que estuvo situado en el entorno de la capilla de San Marcos. Dado que desapareció, en la actualidad el rito se cumple en ocasiones en la escultura de la plaza central, aunque tiempo después son retiradas. Ahora, para facilitar las vistas hacia la Catedral se levantará un pequeño montículo desde el que contemplarla y donde dejar estas piedras.
Dado que también se pretende acabar con «la separación artificial entre el mundo de los peregrinos y los vecinos», en palabras de Nues, se proyectan también vías alternativas al Camino, en concreto desde las Brañas del Sar en paralelo a un regato, para poder ir caminando desde la ciudad.