El albergue de peregrinos de Pola de Siero ha acogido hasta el día 8 de septiembre a 1.289 personas procedentes de cincuenta países diferentes de los cinco continentes. Esa cifra de pernoctaciones supone un incremento del 9% con respecto al año 2016, según datos facilitados por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego, que se encarga de gestionar las instalaciones desde su apertura en 2010.
España encabeza el listado de peregrinos, con 290 huéspedes, seguida por Francia (260) y Alemania (136). Le siguen los peregrinos de Estados Unidos (70), Italia (69), Irlanda y Canadá (ambos con 37), Reino Unido (36), Holanda y Polonia (con 35). Hubo años en que los peregrinos franceses llegaron a superar a los nacionales.
De Asia hubo veintidós peregrinos de Corea del Sur, nueve de Japón y siete de China. De Oceanía se registraron veinticuatro huéspedes australianos. Y las visitas de hispanoamericanos la encabezan los mexicanos y argentinos (seis peregrinos de cada país). De África hubo tan solo cinco peregrinos: tres de Sudáfrica, uno de Guinea Ecuatorial y uno de Senegal.
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En cuanto a los nacionales, hubo visitas de todas las provincias españolas, salvo Teruel, Soria, Zamora, Lugo y Guadalajara. Barcelona se sitúa de nuevo a la cabeza con 56 pernoctaciones, seguida de Madrid (37), Vizcaya (22) y Valencia y Sevilla (con once cada uno).
El presidente de la asociación, Manuel Jesús Samartino, calificó ayer como «normales» las cifras registradas y algo inferiores al del resto del Camino del Norte. «Obedece a que, al estar entre Villaviciosa y Oviedo, algunos lo consideran como un tramo de enlace», explicó. Hay peregrinos que desde Villaviciosa siguen hacia Gijón y otros inician la ruta desde Oviedo. Y no todos pernoctan en los mismos albergues.
Los peregrinos que llegan a la Pola suelen venir en solitario o en pequeños grupos, muchos de ellos formados espontáneamente a lo largo del camino. El albergue poleso dispone de 24 camas y literas, aunque tiene capacidad para hospedar a treinta personas. Una de las máximas de la asociación es fomentar que los visitantes salgan a conocer la villa y el entorno y contribuyan a dejar ingresos en la hostelería y el comercio local. Por ese motivo, el albergue posee un mobiliario básico de cocina para poder preparar un refrigerio.
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Elogios unánimes
Para pernoctar en toda la red de albergues es obligatorio presentar la credencial del peregrino. Y los usuarios aportan una cantidad simbólica para sufragar los gastos de mantenimiento. Según Samartino, los huéspedes elogian de forma unánime el albergue poleso. «Destacan la situación, la limpieza, el trato de los hospitaleros y la señalización del Camino», dijo. Y también valoran la tranquilidad del lugar y el jardín exterior, que da sensación de entorno rural y a la vez urbano. «Lo ven como un cinco estrellas, con mucha categoría», aseguró.
Leído en El Comercio