El albergue de peregrinos Villa de Grado reabre sus puertas - Camino de Santiago

El albergue de peregrinos Villa de Grado reabre sus puertas

Albergue de peregrinos Villa de Grado, Asturias - Camino Primitivo :: Albergues del Camino de Santiago
Albergue de peregrinos Villa de Grado

Paco, un hospitalero voluntario de Valladolid, ha comenzado su servicio de 15 días en el albergue de peregrinos Villa de Grado, donde estará encargado de atender a los caminantes del Camino Primitivo. Este albergue, que ha reabierto sus puertas para la temporada hasta el 31 de octubre, se encuentra ubicado en la calle Maestra Benicia, cerca del parque de Arriba, en lo que anteriormente fue la cantina del mercado de ganado local.

Con una capacidad de 16 plazas, el albergue es gestionado por la Fraternidad Internacional del Camino de Santiago, una organización que cuenta con voluntarios hospitaleros de diferentes partes del mundo, los cuales se turnan cada quince días para cuidar de los peregrinos que llegan a este punto de la ruta.

El sistema de funcionamiento del albergue se basa en el modelo de donativo, es decir, los peregrinos aportan una cantidad voluntaria según sus posibilidades a cambio de alojamiento y atención. Este modelo de hospitalidad, conocido como la hospitalidad jacobea, ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, destacando su valor en la preservación de la esencia del Camino de Santiago.

Paco, el hospitalero que inicia la temporada este año, tiene una larga experiencia como voluntario en los albergues del Camino. Trabajó en el sector bancario y realizó su primer Camino de Santiago en 1999, una experiencia que le marcó profundamente. Tanto fue así, que poco tiempo después decidió dedicar parte de sus vacaciones a ser hospitalero voluntario.

Comenzó su labor en el albergue de Castrojeriz, en Burgos, y desde hace siete años, casi desde su inauguración, ha estado colaborando regularmente en el albergue de Villa de Grado.

Paco comenta con cariño que la localidad de Grado es un pueblo muy acogedor y que los peregrinos que recorren el Camino Primitivo suelen ser más respetuosos y tranquilos en comparación con los que recorren rutas más transitadas, como el Camino Francés.

Durante su estancia el año pasado, Paco atendió a un total de 243 peregrinos provenientes de 43 países diferentes en tan solo una semana de septiembre, lo que refleja la gran diversidad de personas que transitan por esta antigua ruta de peregrinación. A pesar de que esta primera quincena de marzo parece ser un periodo menos concurrido, ya ha recibido a algunos peregrinos, y el albergue comienza a llenarse poco a poco.

En este albergue, las camas no se pueden reservar con antelación, sino que se asignan por orden de llegada, un sistema que busca mantener el espíritu de igualdad y convivencia entre los caminantes.

El albergue de Villa de Grado no solo ofrece un lugar para descansar, sino también un espacio de encuentro y camaradería para los peregrinos. Paco, al igual que otros hospitaleros, se encarga no solo de garantizar que los peregrinos tengan un lugar donde dormir, sino también de brindarles una cálida bienvenida, compartir experiencias y ofrecer apoyo moral durante su travesía. Este enfoque es lo que hace que la hospitalidad jacobea sea tan especial y apreciada por aquellos que recorren el Camino de Santiago.

El voluntariado en los albergues del Camino no se limita a españoles. La Fraternidad Internacional del Camino de Santiago acoge a hospitaleros de todo el mundo, lo que añade una dimensión multicultural a la experiencia de los peregrinos que se hospedan en estos lugares. Este intercambio de culturas y vivencias en un contexto de hospitalidad altruista es uno de los elementos que hacen del Camino una experiencia única, que trasciende fronteras y une a personas de diferentes nacionalidades en torno a un mismo objetivo: llegar a Santiago de Compostela.

Para Paco, ser hospitalero voluntario es una forma de devolver al Camino lo que este le ha dado a él a lo largo de los años. El contacto con los peregrinos, la oportunidad de ayudar y la satisfacción de formar parte de una tradición milenaria son razones suficientes para que continúe regresando año tras año a Villa de Grado.

A medida que pasan los días, Paco recibe con gratitud y humildad a los peregrinos que llegan cansados, pero llenos de ilusión y esperanza, sabiendo que su labor, aunque a veces modesta, es fundamental para mantener viva la esencia del Camino.

Así, el albergue de Villa de Grado se erige como un refugio para los peregrinos que recorren la ruta más antigua hacia Santiago de Compostela. La dedicación de Paco y de otros hospitaleros voluntarios garantiza que los caminantes no solo encuentren un lugar donde descansar, sino también una comunidad dispuesta a apoyarlos en su viaje.

Con cada temporada que pasa, este albergue refuerza su papel como uno de los puntos clave del Camino Primitivo, ofreciendo una experiencia de hospitalidad que sigue fiel a los valores tradicionales del Camino de Santiago.

Basado en La Voz del Trubia

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