Recorrer el Camino de Santiago es una experiencia inolvidable, llena de espiritualidad, historia y paisajes espectaculares.
Pero si a esto le añades un twist moderno, como hacerlo en autocaravana, o mejor aún, a través del alquiler Camper, la aventura toma un nuevo rumbo. ¡Olvídate de las ampollas, los albergues abarrotados y las mochilas pesadas!
En esta aventura, recorreremos el camino desde Valencia hasta Santiago en una cómoda y práctica Camper.
Prepárate para descubrir algunas de las mejores rutas para viajar en Camper mientras disfrutas de tu propia casa rodante.
Preparativos y el gran arranque
Nuestra aventura comienza en Valencia, ciudad soleada y famosa por su paella y su modernidad.
Tras realizar el alquiler de la Camper, cargamos el vehículo con provisiones, un par de bicicletas amarradas atrás (si contamos con ellas y por si nos animamos a hacer algún tramo pedaleando), y un espíritu aventurero listo para explorar.
El plan, aunque flexible -esta es la libertad que te da una Camper, incluye pasar por Burgos, León, así como otras paradas a lo largo de la llamada ruta francesa del Camino de Santiago, la más famosa y concurrida.
Como en todo buen viaje en autocaravana, no todo sale según lo previsto. Antes de salir, por ejemplo, pasamos un buen rato descifrando cómo poner en marcha la nevera de la Camper. ¿Instrucciones? ¡Eso es para principiantes!
Luego viene el inevitable debate sobre si llevamos suficientes calcetines (siempre es “mejor que sobre que falte”).
Finalmente, ponemos el motor en marcha y nos despedimos del Mediterráneo, listos para conquistar las rutas hacia el norte.
En ruta por el Camino Francés
Nuestro primer destino es Burgos (a donde podemos llegar vía Zaragoza y Soria ─pequeña ciudad que merece la pena descubrir─, evitando el denso tráfico vía Madrid), ciudad que cautiva con su catedral gótica, que se erige imponente sobre la ciudad, y sus estrechas callejuelas empedradas que nos transportan a otra época.
Al atardecer, la Catedral, iluminada por el sol del ocaso, parece tocar el cielo.
Claro, aparcar la Camper cerca del casco antiguo de Burgos no es tarea fácil, pero tras unos cuantos giros que desafían la física y el espacio-tiempo, logramos encajarla en un lugar perfecto.
Una vez estacionada, te das cuenta de que quizá podrías haber apartado en un área de parking para autocaravanas, y haber llevado y utilizado las bicicletas, pero al menos sabes que en cualquier momento puedes descansar en tu cama y prepararte un bocadillo en la cocina portátil.
Las rutas para viajar en Camper no siempre tienen que seguir las carreteras principales, y parte del encanto de este viaje es desviarse hacia pequeños pueblos que casi ni figuran en Google Maps.
Siempre contamos con la posibilidad de disfrutar de paisajes increíbles y de estar en contacto directo con la naturaleza.
Por ejemplo, a mitad de camino hacia León, decidimos decidir tomar un desvío y descubrir algún pueblecito perdido en el tiempo, con un par de tabernas y ovejas que, parecen mirar la Camper con más sabiduría de la que nos gustaría admitir.
Y la ciudad de León debemos considerarla parada obligatoria, no solo por descubrir su impresionante Catedral, con sus maravillosas vidrieras, o el monasterio de San Marcos, hoy Parador Nacional, sino también, en León, no te pierdas el barrio Húmedo, con sus tapas deliciosas y sus animados bares.
Una cosa buena que tiene viajar en Camper, que te da la libertad de cambiar de planes, de parar donde quieras y cuando quieras, además de la comodidad de tener tu propia casa rodante, especialmente si lo comparamos con los albergues, con sus normas y limitaciones.
Curiosidades y pequeños desastres
Lo que muchos no saben es que en algunas zonas del Camino de Santiago existen áreas de descanso diseñadas específicamente para peregrinos que viajan en autocaravana o Camper.
Son lugares tranquilos donde puedes parar, descansar y disfrutar de la naturaleza, aunque también están esos detalles logísticos que no puedes ignorar. Una lección que aprendes rápidamente es la importancia de vaciar el depósito de aguas residuales regularmente… No querrás aprender eso por las malas, créeme.
En una de las paradas, puedes plantearte preparar una tortilla de patatas épica, al tiempo que te das cuenta de que te has quedado sin gas. Pero como buen peregrino improvisador, optamos por la opción más sencilla: salir en busca de un bar cercano. Así que, ¿por qué cocinar cuando puedes disfrutar de una rica gastronomía local en un ambiente rústico?
Los imprevistos son parte del encanto de viajar en Camper.
La llegada a Santiago
Finalmente, después de varios días recorriendo las carreteras y caminos del norte de España, llegamos a Santiago de Compostela.
La ciudad, con su catedral imponente y su aura de misticismo, te envuelve al instante.
Mientras otros peregrinos arriban a pie, cansados, exhaustos después de días de caminata, tú haces una entrada triunfal en tu Camper, con el claxon resonando como si fuera la meta de un rally (aunque es aconsejable que no lo hagas).
Ver a los peregrinos cansados, pero tan felices después de recorrer cientos de kilómetros a pie, provoca admiración. Pero también, debo admitir, te puede hace sentir un poco culpable. Al fin y al cabo, tú has disfrutado de una cama cómoda cada noche, una cocina funcional y una ducha privada (aunque pueda ser algo pequeña).
Aunque tu también has recorrido el Camino, solo que sobre ruedas.
Reflexiones finales
Hacer el Camino de Santiago a través del alquiler Camper es una experiencia extraordinaria.
Te permite mezclar la aventura tradicional con la comodidad moderna, adaptando tu viaje a tu propio ritmo y descubriendo algunas de las mejores rutas para viajar en Camper en España.
Aunque no vayas “caminando” exactamente, sigues siendo parte de la ruta, compartiendo la esencia de la experiencia con otros peregrinos, pero con los pies frescos y bien descansados.
Si alguna vez te planteas hacer el Camino de Santiago, pero la idea de caminar kilómetros y kilómetros no te seduce, te aseguro que la Camper puede ser tu mejor aliada. Con ella, no solo descubres el norte de España de una manera única, sino que también tienes la libertad de cambiar de plan en cualquier momento.
Y eso, querido viajero, es la verdadera magia del Camino sobre ruedas.