Si has recorrido el Camino de Santiago en los últimos años, probablemente te haya sorprendido escuchar con frecuencia un idioma que no esperabas: el coreano. Albergues, plazas y senderos se llenan cada vez más de peregrinos llegados de Corea del Sur. No es una moda pasajera: en 2023 más de 9.300 coreanos llegaron a Santiago, según datos de la Oficina del Peregrino.
¿Qué los mueve a cruzar medio mundo para caminar hasta Compostela?
La respuesta está entrelazada con la espiritualidad, la presión social, el fenómeno cultural y una estrategia diplomática que ha convertido el Camino en un destino muy especial para los surcoreanos.
Religión y espiritualidad: una peregrinación con sentido
Aunque Corea del Sur no es un país mayoritariamente católico, alrededor del 10% de la población profesa esta fe, con una comunidad muy activa. Para muchos coreanos, el Camino es una experiencia de introspección y crecimiento personal dentro de un contexto espiritual. Varias diócesis incluso organizan peregrinaciones en grupo como parte de la formación pastoral o de retiros vocacionales.
Caminar hasta Santiago se convierte así en una experiencia de fe, cargada de simbolismo, especialmente para jóvenes que buscan una pausa en sus vidas académicas o laborales.
El Camino como vía de escape al estrés
El altísimo nivel de exigencia en la sociedad coreana, tanto en el ámbito educativo como profesional, convierte al Camino en una válvula de escape. Muchos jóvenes lo eligen como un momento de reflexión vital, ya sea antes de elegir una carrera universitaria, cambiar de empleo o tomar decisiones personales importantes.
Además, no es raro ver coreanos haciendo el Camino en invierno, aprovechando el receso escolar y disfrutando de etapas más tranquilas, alejadas de las multitudes del verano.
Cultura pop y literatura: de los libros a la televisión
Uno de los puntos de inflexión fue la publicación en 2006 del libro The Pilgrimage Road to Santiago, de la escritora Kim Nam Hee, que despertó el interés de muchos lectores coreanos. Pero la gran explosión llegó en 2014 con la emisión de la serie de televisión Buen Camino, que narraba las vivencias de un grupo de coreanos recorriendo el Camino Francés.
El fenómeno se consolidó en 2018 con Shall We Walk Together, un reality protagonizado por el grupo de k-pop “God”, que documentaba su peregrinación por tierras gallegas. Esta producción fue un éxito de audiencia y contribuyó decisivamente a popularizar el Camino en todo el país.
Incluso existe un mojón simbólico del Camino de Santiago en la isla de Jeju, como muestra del hermanamiento cultural entre Galicia y Corea.
Diplomacia cultural: el Camino como puente entre culturas
El creciente interés surcoreano por el Camino no es solo espontáneo: también responde a una estrategia institucional de acercamiento entre España y Corea. Se han firmado acuerdos culturales, abierto centros jacobeos en Seúl, y hasta se ha creado una ruta simbólica en Corea del Sur que simula el Camino para quienes aún no pueden viajar.
Por su parte, Galicia ha sabido responder: señalética adaptada, materiales traducidos al coreano y una red de albergues más preparada para acoger a estos peregrinos que, aunque discretos, son ya parte esencial del paisaje jacobeo.
¿Qué buscan los coreanos en el Camino?
La respuesta es múltiple y hermosa:
- Espiritualidad, aunque no todos sean católicos.
- Desconexión, en un mundo hiperconectado y acelerado.
- Aventura, para muchos su primer gran viaje internacional.
- Belleza, en paisajes, historia y gastronomía.
- Y, sobre todo, un reencuentro consigo mismos.
Porque como señala un hospitalero de O Cebreiro: “Muchos llegan callados, pero se van con lágrimas en los ojos”.
El Camino, una experiencia sin fronteras
El Camino de Santiago es, ante todo, un lugar de encuentro humano. Coreanos, brasileños, italianos, alemanes o franceses… Todos comparten caminos, cenas, confesiones, ampollas y emociones. Y todos, al llegar a la Praza do Obradoiro, sienten la misma mezcla de asombro, alegría y nostalgia.
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Basado en Diario de Santiago