Tardajos incrementa desde hoy sus plazas para acoger a los peregrinos del Camino de Santiago. Al albergue municipal y a La Fábrica, de carácter privado, se suma ahora un tercer albergue superior, también de iniciativa privada, que supone que esta localidad, enclavada entre dos puntos claves de la ruta, como son la capital burgalesa y Hontanas, sume un centenar de plazas.
El nuevo establecimiento, que combina el albergue de peregrinos propiamente dicho con alojamiento de hotel y con servicio de cafetería abierto a todo tipo de clientes, supone un plus de calidad por las características del inmueble, por el mimo con el que sus dueños, los hermanos Orcajo, han llevado a cabo la rehabilitación, y por los servicios que ofrecen.
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Para empezar, el albergue, situado junto a la antigua carretera N-120, ocupa un edificio noble levantado en 1906 y que durante décadas albergó la farmacia Marcos y la vivienda particular de los regentes de la misma, que también contaban con farmacias en Burgos capital.
En 1966 la compraron los padres de Ángel Fernando y José Antonio Orcajo, y éstos una vez que falleció su madre -que da nombre al albergue-, se plantearon qué hacer con la casa. Tras valorar diversas iniciativas, todas ellas relacionadas con la hostelería, hace tres de años tomaron la decisión de construir el albergue y tras un importante esfuerzo inversor, superior al medio millón de euros, ahora esperan ilusionados atraer a los peregrinos hasta sus instalaciones y a otro tipo de turismo.
Además, la apertura de este nuevo establecimiento supondrá la creación de varios puestos de trabajo que se podrían incrementar en función de como vayan respondiendo los peregrinos y clientes. Además de Ángel y su mujer, que estarán de momento al frente del negocio, se ha contratado a un cocinero y un camarero. Los próximos podrían ser otro camarero, un puesto en recepción o personal de limpieza.
Y es que este albergue superior está habilitado para ofrecer varios servicios. Al propio alojamientos de peregrinos, se une el de alojamiento de hotel para cualquier viajero o turista, y la cafetería. Ésta se ubica en la planta inferior y también tiene entrada independiente de la del albergue, además da a un jardín-terraza donde hay varias entradas más, incluida la preceptiva para personas con discapacidad. También en esta planta se ha habilitado, como exige la normativa, una habitación con baño adaptado para peregrinos con algún tipo de discapacidad física.
En cuanto a las habitaciones, están distribuidas en la planta primera y la segunda. En la primera, donde está la recepción, hay cinco habitaciones con 28 literas para peregrinos; además de los baños y duchas, separados los de mujeres y hombres, y una sala de estar y lectura.
En la planta superior hay siete habitaciones de hotel: cuatro de cama de dormitorio, dos con camas individuales y una triple, todas ellas con baños, armarios y televisión.
El albergue cuenta en la zona del patio con aparcamiento de bicicletas, lavadora y secadora, así como lavadero de coches.
Cabe destacar que en la rehabilitación se ha respetado la estructura del inmueble y los materiales. Así, se han recuperado los ladrillos y maderas originales, y donde no han llegado se ha hecho nuevos pero manteniendo las características y armonía original.
Crear un equipo
Ángel Fernando y su mujer Carmen saben que ahora tienen un reto para sacar adelante esta ‘empresa’. «Queremos ponerlo en marcha, empezar poco a poco, crear un buen equipo y luego si necesitamos más personal, pues cogeremos», explica Ángel, que es optimista porque entiende que Tardajos es un punto estratégico desde el que se puede visitar toda la provincia, disfrutando de unas instalaciones cómodas y de calidad, en un pueblo tranquilo sin el agobio que puede suponer la capital.
Quieren poner su impronta y una de las características del establecimiento será la especialización en pinchos, no en vano, el cocinero contratado, Víctor Falcón, que se formó en la Escuela de Hostelería de María Madre, ha trabajado 4 años en Sheffield (Inglaterra), en una tapería española, por lo que domina ese ‘arte’.
La intención, en todo caso, es ir trabajando en una carta para ofrecer comidas. La Casa de Beli está ya en las redes sociales, en las plataformas de viajes y en las guías del Camino de Santiago.