Todo el que hace el Camino de Santiago habla de su magia. No importan los motivos que te lleven a caminar hasta Compostela. Si todavía no lo has probado, sólo podemos decirte: ¿A qué esperas?
Y si ya cuentas con la Credencial, entonces estarás de acuerdo con nosotros en que es una experiencia para repetir. ¿Qué tal si esta vez te acompaña tu perro?
No nos engañemos, el Camino es duro. Viajar con perro lamentablemente también, y no precisamente por culpa de tu can. Por eso es importante organizar todo correctamente antes de partir. Estos son algunos consejos que hemos aprendido de nuestra experiencia.
Prepara la ruta de acuerdo a vuestras posibilidades.
Debes de tener en cuenta tu salud y tu estado de forma, pero también los de tu perro. No es lo mismo que vayas acompañado de un perro atlético, joven y con energía, que de un perro mayor y más tranquilo.
Elige también el momento del año adecuado para hacerlo, y el número de días. Recuerda que tu can no debe caminar o hacer ejercicio en las horas de más calor, ya que podría ser fatal. Si se acalora mucho, refréscalo con un poco de agua en la zona de la barriga. ¡Y buscad sombra! Lamentablemente todos los Caminos tienen alguna ruta de asfalto, pero también podréis disfrutar de la naturaleza y daros un chapuzón en los ríos que os encontréis en la ruta.
Visita al veterinario para hacerle una revisión a tu perro y asegurarte de que todas las desparasitaciones y vacunas están en al día.
Lleva siempre su cartilla, especialmente por si hay cualquier problema de salud por el camino. Si empezáis fuera de España, también necesitaréis llevar un certificado de salud.
Reserva los alojamientos con antelación.
Este es un punto muy importante. Cuando vas solo puedes encontrar alojamiento en un sitio u otro, pero cuando vas con tu perro la cosa se complica. Tienes dos opciones: acampar, o reservar con antelación dónde dormir.
Algunos albergues aceptan perros en las habitaciones privadas, aunque también te encontrarás con varios casos en los que te dicen que el perro tiene que dormir fuera o en un garaje… Merece la pena prevenir para evitar estas situaciones.
Si tú necesitas un equipo, tu perro también.
Lleva un bebedero portátil para él y ofrécele agua a menudo. También es recomendable llevar unas botitas para hacer senderismo o una crema endurecedora de almohadillas. Aplícasela cada noche para hidratar y por las mañanas para proteger. Una cosa es que normalmente salgáis a pasear por el campo, y otra hacer jornadas de 20 kilómetros o más cada día.
En cuanto a la comida, no puedes cargar con kilos de pienso para todo el viaje, pero lleva siempre encima algo por si no encuentras dónde comprar. ¡Recuerda que al hacer más ejercicio de lo habitual, también necesitará comer más!
No pierdas la paciencia cuando te encuentres con gente poco comprensible, no merece la pena.
Algunos peregrinos harán comentarios, en algún albergue pretenderán que dejes a tu perro fuera… pero la mayoría de la gente se aprenderá el nombre de tu perro antes que el tuyo, y siempre tendrá una caricia para él. Disfruta del vínculo que crearéis durante este viaje. Sin duda único.
Celebrad que habéis llegado al final con una comilona.
O Sendeiro , en Santiago de Compostela, es uno de los restaurantes en los que podréis sentaros codo a codo. En el resto del Camino no encontraréis problemas a la hora de sentaros en las terrazas. Si queréis comer dentro, ¡es otra aventura!
En ciudades o pueblos más grandes, aplicaciones como la de SrPerro pueden ayudaros a encontrar restaurantes que admitan perros cerca de vuestra localización. En los pueblos pequeños o aldeas, no queda otra que preguntar. A veces depende del aforo que tengan ese día, o según vean que se comporta vuestro perro. Ya sabéis: se hace camino al andar.
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