Al frente desde junio de la Asociación, Maxi Ruiz de Larramendi se estrena como presidente en un Año Santo Jacobeo que arranca marcado por la pandemia y lo hace optimista en una recuperación inmediata del Camino cuando todo acabe
Al frente de los Amigos del Camino de Santiago de Estella desde que el pasado junio tomó el relevo de Javier Caamaño, Maxi Ruiz de Larramendi Ripa afronta su primer Año Santo Jacobeo como presidente.
Un tiempo de incertidumbre en el que los planes están hechos pero sujetos a la evolución de la pandemia. A cómo vayan las cosas se liga la vuelta a la actividad del albergue municipal que gestionan en la calle La Rúa, un servicio cerrado desde marzo que cumple 25 años en 2021 y por el que desde 1996 han pasado 300.000 peregrinos.
También una agenda ya programada a la que regresan jornadas de conferencias, la Semana Sefardí, conciertos y otras citas culturales interrumpidas el año pasado por el coronavirus.
¿Reabrirá el albergue para el inicio de la temporada?
Nuestra intención es hacerlo para Semana Santa. Es lo que nos gustaría. Tendremos seguramente que reducir el número de literas en cada una de las estancias para dejar libres más espacios, tanto por el covid como porque el peregrino demanda cada vez mayor comodidad. Y necesitaríamos al menos un aforo del 50% porque con un 30% de ocupación lo vemos casi inviable.
En noviembre planteaban al Parlamento la necesidad de subir la cuota por pernoctación para hacer viables los albergues de la red. ¿Cómo quedará al final?
Es necesario subir esas aportaciones, pero todavía no hemos recibido respuesta. Lo trasladamos al Parlamento, luego al consejero Manu Ayerdi y cuando nos reunimos las asociaciones jacobeas en Roncesvalles apoyaron también nuestra iniciativa.
Lo que pedimos es que, tras cinco años con una cantidad de 5€, se suba a 10, pero necesitamos la autorización de Turismo al estar dentro de los albergues del Camino y tratarse de una asociación sin ánimo de lucro. Lo que pretendemos es dar un servicio digno, no poner más literas sino quitarlas.
¿Cómo ve este Año Santo? ¿Cree que los peregrinos volverán en cuanto puedan hacerlo?
Pienso que el Camino va a recuperarse inmediatamente. Nos escribe y llama ya gente interesándose por cuándo se abre porque sus planes son recorrerlo este año. El camino va a volver a la vida, de eso no me cabe la menor duda.
Al margen de lo vivido estos meses, ¿cómo ha sido en el albergue la evolución de las pernoctaciones tras años con un continuo aumento de oferta en Estella?
Cuando firmamos el nuevo convenio con el Ayuntamiento pasaban 20.000 personas al año. En 2019, ya fueron 2.700 menos. Se quedaron en 17.300, con lo que eso implica.
Viene más gente, pero cada vez se demanda un mejor alojamiento.
¿Cómo influye el cierre del último año en las condiciones de gestión acordadas en ese convenio de 2017?
Hemos trasladado ya al Ayuntamiento la situación y planteado la necesidad de que vuelva a estudiarse. Tal y como está ahora, asumimos la totalidad de los gastos, las obras de mantenimiento y las reformas.
Todo lo que se ingresa se reinvierte y ya el año pasado, ante la evolución de las cifras, pedimos que se revisara.
¿Todos tienen cabida o no da de sí para tantos?
Todos los alojamientos están muy bien, son necesarios y creo que hay para todos. Pero nosotros luchamos por estos albergues que fueron el germen y la savia del Camino, en los que encuentras un ambiente jacobeo que nosotros reivindicamos.
Pedimos que las instituciones se den cuenta de que gracias a todo este movimiento existe hoy también un turismo jacobeo porque en los años 70, cuando nadie confiaba en esto, fue lo que hizo venir a la gente. Si lo pensamos, donde menos España vacía hay es en torno al Camino de Santiago, con pueblos muy pequeños por toda la ruta que cuentan con un alojamiento, bares y otros servicios.
En Navarra nos pasa el Camino Francés, el del Ebro, el del Baztán y se debe ser consciente de ello.