Leído en Conde Nast Traveler
Bueno, en realidad abrió este pasado abril, pero su encanto ya ha cosechado decenas de opiniones positivas por parte de los peregrinos.
“Acaban de abrir un albergue en el Camino Francés, y es encantador”. Nos lo contó una peregrina de pro, de esas que se conocen el Camino de Santiago como la palma de su mano. Y sí, parece que L’abilleiru está a la altura de lo que dicen de él tanto nuestros viajeros de referencia como aquellos que dejan sus opiniones en internet: el lugar abrió el pasado abril, y las 45 personas que han dejado una crítica sobre él le han puesto nada menos que cinco puntos en Google.
“En L’abilleiru tratamos de que todo aquel que se aloje se encuentre como en casa y disfrute de nuestras estancias”, explica Eva, su responsable, que, junto con su hijo Gerard, ha reformado “la antigua casa de labradores de Quico y Avelina“, tratando de mantener su esencia en forma de techos altos, paredes de piedra, grandes vigas…
“Hemos trabajado duro para preservar lo máximo posible, de forma que los huéspedes puedan disfrutar de la belleza de los siglos pasados en el pasillo, el patio, las paredes e incluso, en el viejo horno. ¡La casa en sí es una obra de arte que cobra vida para acomodar a los invitados y ser parte de su historia!”, explican.
Tras su restauración, el alojamiento consta de salón con chimenea, porche, patio y comedor para desayunar y cenar, además de con cinco habitaciones con baño privado y un apartamento completamente equipado, todo decorado con honestidad y buen gusto.
L’abilleiru está abierto desde el 1 de marzo hasta el 20 de diciembre tanto para peregrinos como para turistas que quieran conocer esta zona de León. “Santibañez de Valdeiglesias ofrece calma a sus visitantes en sus pequeños recorridos por el pueblo, y les garantiza una buena situación, ya que se encuentra a 13 kilómetros de Astorga y a 33 de León“, cuenta Eva. “Además, en Castilla y León se encuentra la mayor concentración de Reservas de la Biosfera del mundo, aparte de ser muy rica en arte románico”.
Nosotros, con pasar un par de días cobijados por el silencio de su patio, nos damos por satisfechos.