Hay peregrinos que empiezan etapa a las tres de la mañana para evitar yacer al raso
«Una competición de peregrinos» así es como se refieren a su experiencia en el Camino de Santiago Fernando, Miguel y Elías, tres viajeros que emprendieron esta aventura sin saber que principalmente harían las etapas de noche para poder encontrar un sitio donde dormir.
Fernando, para el que esta aventura supone su primer peregrinaje, comenzó en solitario en Ponferrada pero, en la siguiente etapa, conoció a los que serían sus compañeros de viaje. Cuentan que la ruta se está dificultando mucho por la «falta de plazas y la saturación en los alojamientos». Especialmente, los tramos con cuestas y subidas son los más duros, por lo que siempre van acompañados de una linterna que los ilumina durante el trayecto y con la que intentan «evitar tropezonas y caídas».
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Hacen el camino de noche
Debido a la reducción del número de camas en los albergues, que mantienen el aforo al 30% con motivo de la situación sanitaria y a que muchos permanecen cerrados tras la pandemia, los servicios sufren desde hace semanas un colapso. En este sentido, afirman que «los que más madrugamos» son los que consiguen plaza ya que en los públicos no se pueden hacer reservas y se accede por orden de llegada, por lo que deben estar durante varias horas «guardando la fila».
Aunque los hospedajes suelen tener el horario de apertura a la una del mediodía, aseguran que en muchos de ellos a los 20 minutos ya no queda sitio. Por ello, algunos días y a las 3 y media de la mañana ya han empezado etapa. Pero estos tres caminantes, procedentes de toda la provincia ya que Fernando es de Aragón, y Elías y Miguel vienen de Granada y de Mallorca, respectivamente, no son los únicos con problemas. Ya se encontraron con varias parejas que también se echan a andar a las 5 de la mañana.
Algunos duermen en la calle
En algunas jornadas, los caminantes dependen de la hospitalidad de los vecinos para no acabar «durmiendo en raso», o dependen de la suerte de que en algún ayuntamiento les habiliten polideportivos, como ocurrió en Pedrafita hace unos días.
En este municipio de Os Ancares los tres viandantes se quedaron sin plaza para pasar la noche, por lo que decidieron acudir a la iglesia a pedir ayuda. Finalmente, el alcalde y el párroco los llevaron hasta el pabellón del colegio donde, junto a más viajeros que tampoco tenían alojamiento, pasaron la noche. Por el contrario, otros caminantes se hospedan en cámpings e incluso, los menos afortunados, acaban por descansar en la calle, como un joven al que conocieron que dormía en «una especie de hamaca colgada entre árboles».
Aunque para conseguir cama a veces tienen que alargar las etapas y «hacer algún kilómetro más», las ocasiones en las que estos tres hombres consiguen reserva en algún hospedaje privado pueden andar de forma «más relajada», ya que inician su viaje a las 6 de la mañana. De esta manera, caminan durante el día y consiguen «disfrutar del paisaje que es precioso y del camino, que nos encanta».
Actualmente se encuentran en el albergue de Palas de Rei y, a pesar de que les encantaría «viajar de una manera más cómoda y tranquila», aseguran que merece la pena la experiencia y esperan continuar desgranando etapas y, aún con dificultades, «seguir disfrutando» del viaje hasta que sellen su última credencial.
Leído en La Voz de Galicia