Lejos de pensar en la jubilación, José y Salvador han dejado atrás sus vidas anteriores para embarcarse en una nueva aventura a más de 300 kilómetros de sus hogares. Estos dos amigos de 61 años decidieron dejar sus casas y empleos para mudarse a un pequeño pueblo de Navarra, con menos de 300 habitantes, y abrir su propio negocio.
José Ramón Cabresa Satorres y Salvador Carles Aguilán, unidos por su pasión por el Camino de Santiago, decidieron dar un giro radical a sus vidas y emprender un nuevo proyecto en Enériz, donde recientemente inauguraron un albergue de peregrinos. Sin embargo, ya hace un año que llegaron a la Comunidad Foral. Durante este tiempo, han gestionado un bar-cafetería en el mismo local que ahora alberga su nuevo albergue.
Ambos provienen de Cataluña, donde vivían desde hace muchos años. Su afición compartida por el Camino de Santiago fue el vínculo que los llevó a plantearse una nueva vida al servicio de los peregrinos. “Nos surgió la inquietud de ponernos al servicio de los peregrinos“, comenta Salvador.
José llevaba más de dos décadas trabajando en una empresa de mobiliario de cocina en Lérida. “Él es carpintero de profesión“, aclara su socio. Por su parte, Salvador llevaba diez años como administrativo en una biblioteca pública. A pesar de que ambos estaban bien establecidos en sus respectivos trabajos, decidieron renunciar para lanzarse a este proyecto que les apasionaba. “Nos convenció tanto la idea que dejamos nuestros trabajos“, explica Salvador.
A pesar de estar en una etapa de la vida en la que muchos comienzan a pensar en la jubilación, José y Salvador optaron por emprender una nueva aventura profesional, sin grandes expectativas, pero con el objetivo claro de ofrecer un servicio útil a los peregrinos. “No hemos venido aquí a labrarnos un futuro ni a crear grandes expectativas. Simplemente queremos dar un servicio a los peregrinos“, señala Salvador, subrayando que ambos están en una edad en la que “la gente se está jubilando“.
Inicialmente, Navarra no fue su primera opción para emprender. “Era una posibilidad, pero no la primera“, reconoce Salvador. De hecho, consideraron instalarse en un pueblo cerca de Burgos, pero no les convenció. Lo que sí tenían claro es que querían estar cerca del Camino de Santiago y a poca distancia de una ciudad. Finalmente, centraron su búsqueda en Navarra, en las proximidades de Santa María de Eunate, y encontraron en Enériz el lugar ideal para su proyecto. “Miramos en Google Maps y vimos que el pueblo más cercano era Enériz“, recuerda Salvador. Así, decidieron dejar atrás la idea del Camino Francés y optar por el Camino Aragonés.
Una vez decididos a trasladarse a Enériz, contactaron con el ayuntamiento. “Nos respondieron muy rápido y nos ofrecieron varias opciones“, cuenta Salvador. Entre ellas, eligieron El Mesón del Camino, un local que había sido un asador de referencia hace aproximadamente una década. Desde entonces, había tenido distintos enfoques hasta que quedó cerrado. La idea de José y Salvador siempre fue abrir un albergue de peregrinos en el lugar. “No habríamos venido solo para abrir el restaurante. Nuestra intención era montar un albergue“, aclara Salvador.
Sin embargo, al llegar a Enériz, se dieron cuenta de que el pueblo no contaba con ningún bar abierto, lo que complicaba ofrecer un servicio completo a los peregrinos. “Nos dimos cuenta de que no podíamos ofrecer alojamiento sin tener la opción de que los huéspedes pudieran desayunar, comer o cenar“, explica Salvador. Así que decidieron también abrir el bar para asegurar esos servicios.
Hace un año, en mayo, abrieron el bar, y a principios de julio de este año inauguraron el albergue de peregrinos. “El pueblo nos ha acogido de una manera espectacular. Estamos muy contentos porque hemos trabajado mucho“, comenta Salvador. Con la apertura del albergue, ajustarán algunos aspectos del bar, como el horario de cierre, para respetar el descanso de los peregrinos. “Es un reto emocionante, porque estamos reconduciendo el proyecto hacia lo que realmente vinimos a hacer“, añade.
El albergue, ubicado en la zona del comedor del antiguo mesón, tiene capacidad para ocho personas, distribuidas en cuatro literas. La parte superior del edificio ha sido rehabilitada como vivienda para José y Salvador. Aunque el albergue está orientado principalmente a los peregrinos, cualquier persona puede hospedarse, y ofrecen dos tarifas: una para peregrinos y otra para el público general.
La carta del bar-cafetería incluye una oferta sencilla y sin pretensiones, con platos rápidos y fáciles de preparar. “Lo más característico es el pan tumaca“, destaca Salvador, en referencia a la influencia catalana en su cocina. El menú incluye ensaladas, bocadillos fríos y calientes, tapas, platos combinados, tostadas y pizzas. Aunque tienen una carta fija, Salvador comenta que son flexibles con los pedidos de los clientes. “Si nos piden algo que podemos hacer, lo hacemos“, asegura.
A pesar de la satisfacción que les ha dado su nuevo proyecto, José y Salvador admiten que han tenido menos tiempo para realizar el Camino de Santiago desde que abrieron el albergue. Sin embargo, no descartan retomar el camino en algún momento. “Todavía no hemos hecho todo lo que queríamos hacer, pero veremos si este año podemos tomarnos unas vacaciones“, comenta Salvador.
El futuro de José y Salvador en Enériz es incierto, pero lo que sí tienen claro es que, aunque no se plantean quedarse “muchísimos años“, les gustaría permanecer en este pequeño pueblo de Navarra el mayor tiempo posible.
Basado en Navarra.com