El Camino de Santiago no tiene edad, y así lo demuestran José Costa González, de 90 años, y Merche Fernández, de 82. Esta pareja de peregrinos, uno gallego y la otra de San Sebastián, ha recorrido casi todos los Caminos jacobeos posibles. Actualmente, se encuentran en la ruta del Camino de Invierno, una de las variantes menos transitadas y con desafíos únicos. Para ellos, el Camino es más que una aventura: es una pasión que llevan en el corazón. Con humor y humildad, comentan: “El Camino a estas edades se hace más tranquilo, sin más“.
Una pasión de toda la vida
La historia de José y Merche es la de dos peregrinos veteranos que han completado casi todas las rutas jacobeas. “Solo nos falta el Mozárabe y el Inglés“, mencionan con orgullo. Y están decididos a no quedarse con esa espina: “También los haremos“.
Esta dedicación al Camino comenzó hace años, en momentos distintos para cada uno de ellos, pero desde 2011 han compartido juntos cada recorrido. Merche, que hizo su primer Camino con unas amigas como un desafío personal, señala que ahora siempre va acompañada de José: “Todos los caminos los hacemos juntos“, comenta.
El Camino como un motor de ilusión
Para ambos, el verdadero motor que les impulsa a seguir peregrinando es la ilusión. “A nuestra edad, reconocemos que tal vez no deberíamos hacer el Camino, pero caminamos, tenemos fuerza física para ciertas etapas“, explica José. “Sí, realmente me siento bien“, añade, demostrando que el espíritu aventurero puede mantenerse fuerte a cualquier edad. Aunque algunos tramos son duros, especialmente en el Camino de Invierno, la pareja lo afronta con calma y la disposición de “hacer una pequeña trampa” si es necesario. Esta pequeña “ayuda” no les quita mérito, ya que su esfuerzo y tenacidad les han convertido en referentes para otros peregrinos.
La Ruta: cada Camino tiene su encanto
José y Merche han recorrido prácticamente todas las rutas del Camino de Santiago, cada una con su belleza particular. José recuerda con especial cariño la Vía de la Plata, que describe como “preciosa“. Sin embargo, en esta ocasión decidieron aventurarse en el Camino de Invierno, atraídos por su belleza y el reto que representa. “Cada uno tiene su encanto“, explica José, y su experiencia les permite valorar las diferencias entre las rutas y disfrutar de la diversidad de paisajes y experiencias que ofrece cada trayecto.
El Camino como sanación y superación
El primer Camino que José realizó surgió como un modo de sanar tras la pérdida de su esposa. “Mis hijos me dijeron que cogiera la mochila y me lanzara“, relata. Así, desde Roncesvalles hasta Santiago, José caminó buscando consuelo, aunque al llegar a Compostela encontró otra cosa: el gusto por la peregrinación. “Llegué buscando que me curase las penas y no encontré nada, pero me gustó llegar a Santiago“. Desde entonces, el Camino ha sido una constante en su vida y una manera de honrar su resiliencia.
Para Merche, su primer Camino fue un reto personal, pero pronto se convirtió en una tradición junto a José.
No como peregrinos, sino como caminantes
Ambos aclaran que no conciben su experiencia actual como una peregrinación en el sentido estricto. “No lo entendemos como peregrinar, sino como caminar y ver sitios diferentes“, comentan. Esta visión les permite disfrutar cada recorrido sin la presión de llegar como peregrinos tradicionales. Sin embargo, cada llegada a Santiago sigue siendo especial, y siempre se dirigen a la misa del peregrino para celebrar el fin del trayecto.
Un ejemplo en el Camino
José y Merche se han convertido en figuras populares entre otros peregrinos. “Cuando vamos caminando, nos preguntan si somos las personas que tienen 90 años“, cuentan entre risas. Su presencia inspira a otros caminantes que ven en ellos un ejemplo de fortaleza y determinación. Con entusiasmo, la pareja concluye: “Mientras podamos, seguiremos“. Su historia no solo demuestra que no hay edad para peregrinar, sino que el espíritu del Camino puede ser una inspiración y un recordatorio de la capacidad de superación en cualquier etapa de la vida.
Basado en Valdeorras de Cerca / Susana Prieto