La imagen del Camino de Santiago bajo el sol de primavera o el calor veraniego no es la única posible. Cada vez más peregrinos eligen los meses de invierno para vivir esta experiencia transformadora. Lo hacen alejados de las aglomeraciones, en silencio, envueltos en nieblas matinales, lluvias ocasionales y paisajes solitarios que refuerzan el componente introspectivo y espiritual de la ruta. El Camino de Santiago también crece en invierno, y quienes lo recorren en esta estación afirman que tiene un sabor completamente diferente.
Crecimiento sostenido en la temporada invernal
Según datos de la Oficina de Acogida al Peregrino en Santiago de Compostela, el número de caminantes en los meses más fríos del año no ha dejado de crecer. Entre noviembre y marzo, especialmente en las fechas navideñas y de fin de año, se registra una presencia creciente de peregrinos que apuestan por recorrer el Camino en soledad o con menos compañía, alejados del bullicio de la temporada alta.
El presidente de la Asociación Gallega de Albergues Privados (AGALBER), Miguel Ángel Rodríguez Aira, confirma la tendencia: “Cada vez son más los que deciden caminar en invierno. Es una época tranquila, ideal para quien busca introspección, aventura o simplemente un paisaje diferente”.
Un perfil distinto: más extranjeros y espíritu de reto
¿Quiénes son los valientes que se calzan las botas en pleno invierno? En su mayoría, según Aira, son peregrinos extranjeros, muchas veces con experiencia previa en otras rutas y en condiciones más benignas. La proporción de hombres es algo mayor que la de mujeres, aunque sin diferencias notables. Eso sí, el perfil cambia respecto al verano: “No es frecuente ver familias, ni muchos niños. Es un tipo de peregrinación más dura, más solitaria y menos turística. Para muchos es un reto personal”.
El Camino de Santiago en invierno es menos previsible. Los días son más cortos, el frío y las lluvias están a la orden del día y muchos servicios cierran por temporada. Pero para los que lo afrontan, eso es precisamente parte de su atractivo: una ruta más pura, exigente y con un fuerte componente espiritual.
Recomendaciones prácticas para peregrinar en invierno
Aunque la recompensa es grande, hacer el Camino en invierno implica una preparación distinta:
- Reserva previa: Muchos albergues cierran en temporada baja, por lo que es aconsejable reservar con antelación o confirmar disponibilidad. En nuestra guía de albergues abiertos todo el año, podrás encontrar opciones actualizadas.
- Vestimenta adecuada: Capas térmicas, impermeables, calzado de montaña y guantes son indispensables. También es útil contar con ropa de repuesto seca y bolsas estancas.
- Tecnología como aliada: Es fundamental llevar el móvil con batería y mapas descargados, ya que en muchas zonas no hay cobertura. Llevar una batería externa también puede marcar la diferencia.
- Botiquín y alimentación energética: Una buena alimentación y un pequeño botiquín con lo básico (vendas, apósitos, antiinflamatorios, vaselina…) son esenciales para afrontar los días más exigentes.
Navidad, Fin de Año y Reyes: fechas con encanto especial
Aunque el invierno en general tiene menor afluencia, las vacaciones de diciembre y enero ven un pequeño repunte. “La gente aprovecha días libres para hacer algunos tramos del Camino. No el completo, pero sí una escapada de introspección o desconexión”, señala Rodríguez Aira. Si el tiempo acompaña, incluso algunas familias se animan a caminar juntas durante unos días.
Según datos recientes, en torno a 150 Compostelas diarias se entregan en estas fechas, una cifra muy superior a los 20 o 30 de hace unos años. Aunque aún queda lejos de los 2.000 sellos diarios de la temporada alta, el incremento es significativo. En el último trimestre de 2024, llegaron a Galicia 67.923 peregrinos, un 4% más que el mismo período del año anterior.
La reflexión del Papa Francisco: ¿peregrinación o moda?
En una reciente audiencia, el Papa Francisco se refirió al auge del Camino de Santiago como algo “muy positivo”, pero lanzó una reflexión: “¿Es una verdadera peregrinación o simplemente otra cosa?”. La pregunta, que no busca desacreditar, apunta a recordar la esencia del Camino: no solo caminar, sino vivir una experiencia de búsqueda, transformación y espiritualidad.
Sea cual sea la motivación, lo cierto es que el Camino de Santiago sigue atrayendo cada año a miles de personas que, en invierno o verano, encuentran en él una vía para reconectar consigo mismas y con lo esencial.
¿Vale la pena hacer el Camino de Santiago en invierno?
La respuesta depende del tipo de experiencia que se busca. Si lo que deseas es paisaje, introspección, silencio y autenticidad, pocos momentos son tan propicios como el invierno. El Camino en estas fechas no es para todos, pero quienes lo recorren coinciden en que la recompensa es aún más intensa.
Y tú, ¿te animarías a hacer el Camino de Santiago en invierno?
Si te inclinas por el Camino Francés, Consulta nuestra guía de albergues abiertos todo el año y empieza a planificar tu ruta.
¡Buen Camino, también en invierno! Porque la verdadera peregrinación no entiende de estaciones, sino de propósito.
Basado en El Correo Gallego