Verano en el Camino: la elección de la mayoría
Julio, agosto y septiembre son los meses favoritos para emprender el Camino de Santiago. Coinciden con las vacaciones escolares y laborales, los días son más largos, y el tiempo suele acompañar. Pero no todo es tan fácil como parece: el calor, la masificación y la alta ocupación en albergues pueden jugar en contra si no se planifica bien.
¿Estás pensando en peregrinar en verano? Aquí te contamos los pros y contras de esta época y te damos consejos prácticos para que tu experiencia sea inolvidable… para bien.
Ventajas de hacer el Camino de Santiago en verano
Días más largos
Tendrás más horas de luz para caminar, descansar, visitar monumentos o simplemente disfrutar del paisaje sin prisas. Eso se agradece especialmente si eres de los que prefieren madrugar y caminar con tranquilidad.
Buen tiempo
Salvo en algunas zonas del norte donde la lluvia puede aparecer, lo más habitual es disfrutar de jornadas soleadas, cielos despejados y temperaturas estables.
Servicios a pleno rendimiento
En verano todo está operativo: albergues públicos y privados, restaurantes, tiendas, farmacias, transporte de mochilas… No tendrás problemas para encontrar lo que necesitas, estés en una gran ciudad o en un pueblo pequeño.
Más encuentros internacionales
El Camino en verano es un crisol de culturas. Te cruzarás con peregrinos de todos los rincones del mundo. Una oportunidad perfecta para conocer nuevas historias, hacer amistades y compartir experiencias.
Equipaje más ligero
No necesitarás ropa de abrigo ni calzado impermeable pesado. Con ropa técnica, ligera y adecuada para el calor, podrás reducir el peso de tu mochila al mínimo.
Desventajas del Camino en verano (y cómo afrontarlas)
Altas temperaturas
En muchas rutas, especialmente en la Meseta o el Camino del Sur, el calor puede ser extremo. Caminar bajo el sol sin la preparación adecuada puede derivar en golpes de calor, quemaduras o deshidratación.
Consejo clave: Empieza a caminar al amanecer, hidrátate constantemente, lleva gorra y protección solar, y evita caminar entre las 12:00 y las 17:00.
Albergues llenos desde temprano
En rutas como el Camino Francés o el Portugués, los albergues públicos pueden llenarse antes del mediodía. Esto obliga a madrugar aún más o a tener alternativas previstas.
Recomendación: Planifica tus paradas con antelación y considera reservar en albergues privados o usar servicios como el transporte de mochilas, que te permite caminar con más comodidad.
Masificación
Si buscas silencio, contemplación o caminar en soledad, el verano no es la mejor época para las rutas más transitadas. Algunas etapas parecen más una procesión que una peregrinación.
Alternativa: Prueba rutas menos saturadas como el Camino Primitivo, el Sanabrés o la Vía de la Plata. También puedes evitar los últimos 100 km, los más concurridos.
Consejos para disfrutar el Camino en verano
Planifica bien tu ruta
Calcula cuántos días tienes disponibles, elige una ruta que se adapte a tu forma física y estilo, y ten claro cómo llegar y cómo volver. Si vas a caminar en agosto, empieza a preparar con más antelación: es el mes más masificado.
Equípate para el calor
Ropa transpirable, bastones, gafas de sol, crema solar y una gorra o sombrero son imprescindibles. Lleva siempre agua y algo de sal o frutos secos para reponer minerales.
Camina a tu ritmo
No te dejes llevar por la presión del grupo. El Camino no es una competición. Si necesitas parar más veces, hazlo. Si un día tienes que caminar menos, también está bien.
Evita etapas clásicas… si buscas tranquilidad
Por ejemplo, en lugar de Sarria, puedes comenzar en Lugo, o hacer variantes como el Camino de Invierno desde Monforte. Tu Compostela cuenta igual si haces al menos 100 km a pie, sin importar desde dónde empieces.
Reflexión final: verano, sol… y alma peregrina
El Camino de Santiago en verano puede ser caluroso y exigente, sí, pero también ofrece atardeceres inolvidables, desayunos compartidos con gente de todo el mundo y una conexión profunda con la naturaleza y contigo mismo.
Prepárate con inteligencia, mantén los ojos bien abiertos y camina con el corazón abierto. Porque, al fin y al cabo, no importa cuándo lo hagas: lo importante es cómo lo vives.
Consulta aquí los albergues disponibles en cada ruta del Camino