Lista de equipaje para el Camino de Santiago: lo que llevar (y lo que dejar en casa) - Camino de Santiago
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Lista de equipaje para el Camino de Santiago: lo que llevar (y lo que dejar en casa)

Hay viajes que se preparan con una maleta. Y luego está el Camino de Santiago, que se prepara con el corazón.

Pero no nos engañemos: una mochila mal elegida o mal equipada puede convertir esta experiencia transformadora en una tortura de ampollas, peso innecesario y arrepentimientos que podrías haber evitado.

Aquí no solo te damos una lista. Te contamos lo que de verdad importa: lo esencial, lo inútil, y lo que nadie te cuenta… hasta que ya es tarde.

Prepárate para caminar ligero. Y sobre todo, con sentido.

Un camino, una mochila… y muchas decisiones

En cuanto decides hacer el Camino, empiezan las preguntas: ¿Llevo saco o sábana? ¿Qué calzado es mejor? ¿Cuántas mudas necesito? ¿Y si llueve? ¿Y si hace frío?

La respuesta casi siempre es la misma: menos es más.

Tu mochila no debe pesar más del 10% de tu peso corporal. Si pesas 70 kilos, no deberías cargar más de 7, cada gramo importa.

Qué llevar al Camino de Santiago

1. Calzado probado. Siempre.

Si hay una regla sagrada, es ésta: No estrenes nada en el Camino. Nada.

Tus pies van a recorrer cientos de kilómetros. Necesitan confianza. Zapatillas o botas de trekking que ya conozcan tus pasos.

¿Botas o zapatillas? Depende del clima y de tu estilo, pero lo importante es que sean transpirables, resistentes y con buena suela.

2. Ropa ligera, técnica y mínima.

¿Sabías que puedes hacer el Camino entero con solo dos mudas de ropa?

Una puesta, otra lavando/seca. Todo debe ser de secado rápido, transpirable y cómodo. Nada de algodón pesado que tarda años en secarse.

Lista ideal:

  • 2 camisetas térmicas
  • 2 pantalones (uno corto, otro largo desmontable)
  • 2 pares de calcetines de senderismo
  • 2 mudas de ropa interior
  • 1 forro polar o chaqueta ligera
  • 1 chubasquero
  • 1 gorra o sombrero para el sol

Y eso es todo. No necesitas más.

3. Gafas de sol.

Aquí no hay debate. Son imprescindibles.

Caminarás muchas horas al sol, y la exposición acumulada puede afectar seriamente a tus ojos. Lleva unas gafas de sol con buena protección UV, ligeras, cómodas y que aguanten bien el uso continuo.

Te recomendamos visitar esta selección de gafas de sol pensadas para caminantes, con protección y estilo. Porque ver el Camino también es parte del viaje.

4. Bastones de trekking (opcional, pero útiles)

Muchos peregrinos los agradecen, sobre todo en bajadas o cuando las rodillas se quejan.

Si no estás acostumbrado, prueba antes. Pero pueden hacer una gran diferencia.

5. Saco de dormir ligero.

En primavera y verano, un saco de 10-15°C es suficiente. En otoño o zonas altas, considera uno un poco más cálido.

[ Saber + ]

Algunos albergues ofrecen mantas, pero no cuentes con ello.

6. Chanclas y toalla de secado rápido.

Para la ducha y para descansar los pies tras la etapa.

Las chanclas, además, evitan contagios en baños compartidos.

7. Botella de agua reutilizable.

Hidratación constante = energía constante.

Lleva una botella de al menos 1 litro o una bolsa de hidratación tipo “Camelbak”.

8. Neceser mini (de verdad)

Solo lo esencial:

  • Cepillo y pasta de dientes.
  • Jabón multiuso (sirve para cuerpo, ropa y pelo).
  • Desodorante.
  • Tiritas y crema para ampollas.
  • Tapones para los oídos (dormirás con roncadores).

Nada más.

9. Documentación

  • DNI/pasaporte
  • Tarjeta sanitaria europea o seguro
  • Credencial del peregrino
  • Algo de dinero en efectivo

Lo que NO necesitas (aunque creas que sí)

Más de dos mudas

No vas a una pasarela. Vas a caminar.

Lavarás ropa a diario. Cuanto más lleves, más peso, más desorden, más frustración.

Libros, tecnología, “por si acasos”

El Camino te invita a vivir el presente.

Lleva tu móvil, claro, pero deja la tablet, el portátil, la cámara réflex, los 3 libros que ibas a leer… no los vas a usar.

Joyas, maquillaje, planchas de pelo

Aquí nadie viene a juzgarte.

El mejor look del peregrino es la sonrisa, el polvo en los zapatos y el brillo en los ojos.

Comida en exceso

Salvo snacks para media mañana (frutos secos, barritas), no necesitas cargar con latas o embutidos.

Cada día pasarás por pueblos con bares y tiendas. Confía en el Camino.

Cómo distribuir la mochila (y no morir en el intento)

Hazlo en capas:

  • Fondo: saco de dormir, ropa que usarás solo al llegar.
  • Centro: ropa de cambio, neceser, toalla.
  • Parte alta: chubasquero, comida, botellas, cosas de acceso rápido.
  • Bolsillos exteriores: pañuelos, crema solar, gafas de sol, móvil.

Cosas que no se compran pero pesan

Expectativas

El Camino no siempre será fácil. Lloverá. Te dolerán los pies. Te perderás.

Pero ahí, justo ahí, está la magia.

Comparaciones

No es una carrera. No es una competición. Algunos hacen 15 km, otros 40. Algunos en silencio, otros cantando.

Todos hacemos nuestro Camino.

Miedos

A veces, lo más difícil no es subir una colina… es enfrentarse a uno mismo. Y eso, amigo peregrino, también forma parte del equipaje.

Preguntas frecuentes de quien hace el Camino por primera vez

¿Qué ruta del Camino es mejor para empezar?

La más popular es el Camino Francés. Puedes empezarlo desde Saint-Jean-Pied-de-Port (Francia) o, si tienes menos tiempo, desde Sarria (últimos 100 km).

También son hermosos el Camino del Norte o el Portugués por la Costa.

¿Cuántos kilómetros al día son recomendables?

Entre 20 y 25 km diarios es lo habitual. Pero escucha a tu cuerpo. Habrá días en los que harás más… y días que necesitarás parar.

¿Hay cobertura e internet?

Sí, en la mayoría del Camino. Pero verás que, poco a poco, preferirás el canto de los pájaros al sonido de WhatsApp.

Lo que sí deberías llevar… pero no pesa

  • Una sonrisa.
  • Una mente abierta.
  • Curiosidad.
  • Silencio.
  • Una piedra para dejar en la Cruz de Ferro.
  • Una promesa.
  • Una historia que aún no sabes que vivirás.

El Camino empieza antes de caminar

Preparar la mochila es también parte del viaje. Y como en la vida, lo importante no es lo que llevas… sino lo que vas dejando atrás.

Haz espacio para ti. Para lo que descubrirás. Para lo inesperado.

Y recuerda: si tienes dudas entre llevarlo o no… déjalo.

Nos vemos en el camino.

¡Buen Camino, peregrino!

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