Roncesvalles recibe este año solo un 17,7% de los peregrinos de 2019 - Camino de Santiago

Roncesvalles recibe este año solo un 17,7% de los peregrinos de 2019

Edurne Vidador Barberena, recepcionista del Hotel Roncesvalles, atiende a dos turistas de Barcelona
Edurne Vidador Barberena, recepcionista del Hotel Roncesvalles, atiende a dos turistas de Barcelona

En el año del coronavirus, ni el Camino de Santiago se ha librado de la pandemia. La pujanza de la ruta jacobea, que anualmente venía arrojando cifras récord de peregrinos, ha acusado con fuerza los confinamientos, la incertidumbre y el cierre de fronteras. Tal es así que al cierre del mes de septiembre, en la Colegiata de Roncesvalles, punto clave en el recuento de caminantes, apenas se habían registrado el 17,7% de los peregrinos frente a los datos de 2019. En concreto, 9.210 frente a los 52.082 del año pasado. Una abrumadora caída que, entre otras afecciones, ha supuesto un duro golpe para los establecimientos hosteleros y alojamientos vinculados al Camino.

“A priori esperábamos muchos más peregrinos que en 2019 (se registraron 57.411 en total) por ser víspera de Año Jacobeo, pero llegó el coronavirus en marzo y ahora salta a la vista el bajonazo”, asegura Marisol Goikoa Iribarren, responsable del albergue de peregrinos de Roncesvalles. Una instalación que habitualmente cierra a mediados de noviembre, pero que este año clausuraba sus puertas el pasado fin de semana. En los últimos días, recibían entre 20 y 30 peregrinos, “muy pocos”.

“En los tiempos que corren, nos tenemos que conformar con lo que tenemos”, dice quien coordina además el registro oficial. “La caída viene sobre todo por los extranjeros, de 38.322 el año pasado (hasta el 30 de septiembre) a los 5.066 de este año”, explica Goikoa.

La práctica desaparición de peregrinos ha vaciado el entorno de la Colegiata este año, si bien el aumento del turismo rural lo ha compensado en parte, sobre todo en verano. Así lo aseguran desde la Oficina de Turismo de Roncesvalles, confirmando que “ha habido en julio y agosto más gente de la que cabría esperar, aunque menos que otros años”.

Con la movilidad comprometida por la pandemia, destacan el aumento de navarros y mayor presencia de turistas nacionales que extranjeros. “Se quería salir de la ciudad”, indican. También han recibido “muchas llamadas de peregrinos interesándose por si estaba todo abierto”.

A pie del Camino

El importante bajón del número de peregrinos ha tenido consecuencias en muchos ámbitos. Principalmente, en el sector hostelero y servicios, tal y como confirman diferentes establecimientos de la zona que han visto reducida su facturación y han podido generar menos empleo.

“Habremos trabajado el 40 o 50% de un año normal”. Así lo asegura Natalia Ibáñez Latasa, responsable del Hotel Roncesvalles. Por su especial ubicación, junto a la Colegiata, el peregrino es su usuario principal. “Roncesvalles es simbólico en el Camino y quieren dormir aquí”. Otros años, el 80% de sus clientes son peregrinos pero en este “serán apenas un 20%”. “Por suerte hemos visto un aumento del turista y en agosto hemos tenido bastante movimiento. Ademas, frente al peregrino, se alojan más de una noche”, destaca.

La nueva situación les ha llevado también a tratar de buscar visitantes “ajustando precios tras el verano”; a modificar la temporada, que “será más corta y acabará a principios de noviembre”; y “lamentablemente” a realizar algún reajuste de plantilla.

A escasos 3 km carretera abajo, el balance del año también es demoledor en el Bar Goxona de Burguete, centrado especialmente en ofrecer desayunos al peregrino. “No hay comparativa con otros años. Igual hemos atendido al 10% de peregrinos frente a una temporada normal”, lamenta Marisa Echeverría Rípodas, responsable del establecimiento, concediendo que “en julio y agosto, el turismo rural ha permitido trabajar bien”.

“Solemos abrir a las 6 de la mañana en temporada alta, dando desayunos a los caminantes más madrugadores. Para las 9.30 pasan casi todos, aunque siempre quedan rezagados. Pero este año hemos estado casi solos. Ha tocado ‘repartir’ los pocos que había y muchos desayunaban ya en los bares de Roncesvalles, donde había más espacio que otros años”, repasa, deseando que vengan “años mejores”.

También desde Burguete, Miren Oyarbide Lapazarán, responsable del Hotel Rural Loizu, ofrece un “balance muy negativo” a un “año muy complicado y lleno de incertidumbres”. “Aquí por suerte no estamos centrados solo en el peregrino, y el auge del turismo rural en verano nos ha favorecido un poco, aunque también nos ha penalizado la ausencia de extranjeros o de viajes del Imserso”. Así las cosas, se han volcado en “atraer a la gente más cercana, a los jóvenes”, con acciones como modificar el menú de su bar-restaurante.

Con un perfil de turista “mucho más próximo” y la práctica “ausencia de extranjeros y peregrinos” han trabajado este año por su parte desde el Hostal Rural Haizea de Espinal. “No estamos enfocados solo en el Camino, pero es una ayuda y este año ha desaparecido, haciéndolo más complicado. Sorprendía mucho no ver pasar peregrinos a todas horas”, expone Sonia Iriarte Gil, su encargada. “En verano se trabajó bien al final, mejor de lo esperado, pero en otoño ya flojea la cosa y el invierno se prevé catastrófico”, dice. Por todo ello, y dado que la temporada “tuvo que empezar en junio, tras el confinamiento”, la facturación anual “caerá a menos de la mitad”.

Terminando ya un 2020 para olvidar, los establecimientos hosteleros ubicados a la vera del Camino de Santiago fijan ya sus esperanzas en 2021, Año Jacobeo. Algunos cuentan ya, de hecho, con reservas a varios meses vista.

Leído en Diario de Navarra

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