El aumento de casos de covid en Pontevedra contribuye a mantener esta baja cifra
El Camino Portugués es una de las rutas de peregrinaje a la capital gallega más importante, transitada y bonita. Aunque nace en Lisboa, su recorrido lo suelen pisar cada año cientos de miles de peregrinos con destino Santiago de Compostela.
Pero este año está siendo muy diferente: “Los datos son negativos“, lamenta Tino Lores, presidente de la Asociación Amigos del Portugués a Santiago, entidad que gestiona el albergue pontevedrés de Otero Pedrayo. De hecho, estos días, solo hay diez o doce peregrinos hospedados, datos aún más sorprendentes teniendo en cuenta que es “julio de un Año Santo“.
A pesar de los preocupantes datos de ocupación —el albergue tiene camas para acoger a 92 caminantes—, Lores asegura que están “contentos”, al menos, “de poder estar abiertos”.
La realidad de esta primera mitad de año fue todavía más dura: estuvieron meses cerrados debido al poco tránsito de peregrinos, hasta que “hace un mes” por fin pudo volver a abrir sus puertas. Por ello, Tino Lores y la asociación deciden afrontar con resignación la realidad: este año será “una transición hacia el año 2022”, que seguirá siendo Xacobeo, y así poder compensar la afluencia de peregrinos que no pasaron en este 2021 por el hospedaje.
Los motivos son evidentes: los contagios por coronavirus vuelven a aumentar y, además, Pontevedra (con el rebrote de las últimas semanas), está en mitad del Camino Portugués. Por normativa, señala Lores, los albergues de la ciudad ya no pueden superar el 30% de su capacidad, “pero nosotros ni lo alcanzamos”, dice. Además, la situación epidemiológica en Portugal también comienza a empeorar, por lo que es muy posible que el país luso endurezca sus restricciones.
Si a este delicado contexto sumamos que “el 75% de los peregrinos del Camino Portugués son españoles o portugueses”, indica Lores, si el país vecino cierra sus fronteras es muy posible que tengan que volver a cerrar el albergue.
Seguridad
“El peregrino es muy prudente, busca seguridad”, señala Lores, pero está convencido de que esta se puede garantizar en toda la ruta. Tanto en el aspecto del coronavirus, que añade al respecto que hacer el Camino “después de un confinamiento” es “liberador” y que, por supuesto, se cumplen todas las medidas sanitarias en los hospedajes; como en cuanto a la propia integridad. Aunque “hay tramos en la N-550 que son todavía peligrosos”, Lores agradece que la parte del Camino de San Caetano se haya arreglado, así como que se haya hecho una ruta alternativa por el Río Gafos.
Además, la Policía Nacional ha desplegado unidades de caballería en la ciudad para velar por la seguridad de los viajeros en el Camino, además de haber creado las Oficinas Móviles de Atención al Peregrino.
Apenas hay extranjeros
En un año normal, informa el presidente Tino Lores, los caminantes de la ruta portuguesa son “españoles, portugueses, italianos y alemanes”, pero este año los peregrinos extranjeros son anecdóticos.
“Alguno de otros países hubo, pero son chicos de erasmus que están en Portugal y aprovechan”, explica el presidente de la asociación.
Leído en Diario de Pontevedra