El Camino de Santiago, tres décadas transformando Lugo: de 300 plazas de albergue a más de 5.400 - Camino de Santiago

El Camino de Santiago, tres décadas transformando Lugo: de 300 plazas de albergue a más de 5.400

Peregrinos sin plazas donde dormir en Sarria en el año 2001
Peregrinos sin plazas donde dormir en Sarria en el año 2001

Uxía Carrera / La Voz de Galicia

En 1993 marcó una nueva etapa de la ruta jacobea y en la provincia se empezó a construir una infraestructura de servicios en el rural

En 1993 el Camino de Santiago fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y cambió el rumbo de la ruta jacobea. Las administraciones se volcaron en captar peregrinos con promoción internacional. El Camino Francés, que en su mayoría discurre por Lugo, fue la primera ruta que comenzó a llenarse de peregrinos y con ellos se construyeron infraestructuras por numerosas aldeas de la provincia.

Hace 30 años, solo había los 13 albergues públicos que formaban parte de la red construida por la Junta en el Camino Francés. Sumaban unas 330 plazas oficiales. A día de hoy, las de la ruta francesa ya no son las únicas sino que han proliferado en las demás variantes. Los albergues turísticos ya suponen más de 5.400 plazas. Una gran parte, 3.625, pertenecen al camino desde O Cebreiro.

La Junta de Galicia proyectó la red de albergues en 1991 en trece localidades de la provincia de Lugo. Fueron O Cebreiro, Hospital da Condesa, Triacastela, Calvor, Barbadelo, Ferreiros, Portomarín, Gonzar, Ventas de Narón, Ligonde y Palas de Rei. Además, también funcionaban el albergue del monasterio de Samos y del Convento de la Merced de Sarria.

En 1993, como Patrimonio Mundial y con una gran campaña detrás, el Camino marcó cifras históricas y empezó su nueva etapa de crecimiento. Los peregrinos empezaron a llenar todas las plazas de la provincia en temporada. En aquellos años era impensable reservar una cama, así que los caminantes se apelotonaban a media mañana a las puertas de los centros públicos para tener algún sitio donde dormir.

Aunque en verano la única opción de muchos era dormir al raso, se buscaba cualquiera alternativa. Los vecinos de las aldeas por las que pasaba el Camino les dejaban dormir en sus casas o mismo en sus palleiras, y los ayuntamientos habilitaban pabellones polideportivos. Apenas unos años después, los alcaldes de todos los ayuntamientos de Lugo clamaban por la construcción de más albergues públicos.

Mientras, recomendaban a los peregrinos llevar con ellos una tienda de campaña. Esta avalancha de caminantes se vivió en los años 90 en la ruta francesa aunque, con el auge de las demás, variantes también se reprodujo en el del Norte o el Primitivo sobre 2009.

El peregrino de hotel no llegó al Camino hasta hace unos años, así que en aquel momento acudir a una casa rural o una pensión era la última de las opciones. Aun sí, ante la falta de plazas, las primeras casas de turismo rural, muchas abiertas dentro del Plan Xacobeo, también hospedaron a los caminantes.

Los alcaldes tuvieron que luchar por convencer a los vecinos de invertir en un alojamiento privado dedicado al Camino porque en un principio los locales no veían a los peregrinos como una fuente de beneficios, sino como visitantes sin presupuesto que pasaban de manera puntual.

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