El albergue de Pieros, conocido como “El Serbal y la Luna”, ha sido un refugio espiritual y físico para miles de peregrinos desde su apertura en 2011. Sin embargo, la devastadora tragedia que vivió el pasado 14 de diciembre, cuando un incendio arrasó el edificio, marcó un antes y un después en la vida de su propietaria, Mar Valbuena, y su familia.
Aquella noche, los hijos mellizos de Mar, de 17 años, fueron los primeros en notar el fuego mientras ella se encontraba en León participando en un mercado artesanal. A pesar de sus esfuerzos por sofocar las llamas con extintores, el humo y las llamas avanzaron rápidamente, obligándolos a escapar con apenas segundos de ventaja. Afortunadamente, lograron salir con vida, pero el albergue quedó reducido a escombros.
El edificio, una antigua bodega de piedra de tres plantas, había sido restaurado con mucho esfuerzo y cariño por Mar y su familia. Se trataba de una de las construcciones más grandes de Pieros, con imponentes vigas de madera y un encanto que cautivaba a quienes lo visitaban. El albergue podía alojar a hasta 18 personas en sus dos plantas habilitadas, y su comedor se compartía con los peregrinos, ofreciendo una experiencia de convivencia única.
A pesar de la devastación, Mar no ha perdido la esperanza de revivir este espacio tan especial. Aunque las llamas consumieron casi todo, su determinación sigue intacta. “Mi vida es el Camino“, afirma con convicción, y su objetivo es reconstruir el albergue, aunque en un formato más pequeño. La reconstrucción no será solo física, sino también emocional, ya que el lugar también era el hogar de la familia y donde se almacenaban todos sus recuerdos más preciados.
A lo largo de los años, Pieros y la comarca de El Bierzo se han convertido en el lugar donde Mar y su familia han echado raíces. Aunque originaria del País Vasco, Mar encontró en el Bierzo un hogar lleno de amigos y apoyo, especialmente desde el incendio. La solidaridad de la comunidad local ha sido abrumadora. El Ayuntamiento de Cacabelos les proporcionó una vivienda de emergencia, y en apenas cuatro días, vecinos y amigos lograron amueblarla completamente, donando todo tipo de enseres, desde electrodomésticos hasta ropa. Este gesto de generosidad reafirmó a Mar en su decisión de quedarse en Pieros y reconstruir su vida allí.
La historia de un sueño
El origen del albergue “El Serbal y la Luna” está íntimamente ligado a la historia personal de Mar. En el año 2000, mientras vivía en Galicia, decidió emprender el Camino de Santiago, una experiencia que marcó un antes y un después en su vida. Durante su peregrinación, Mar fue acogida con tanta calidez y generosidad por los hospitaleros que sintió que su vocación era retribuir esa hospitalidad a otros peregrinos. Así nació la semilla de su sueño: crear un albergue donde pudiera brindar ese mismo tipo de acogida. En el invierno de ese mismo año, Mar se trasladó al Bierzo, una región que le había cautivado, y comenzó a dar forma a su proyecto.
El albergue fue, desde el principio, un esfuerzo familiar. Mar conoció al padre de sus hijos en El Bierzo, y juntos decidieron convertir una antigua casona en Pieros en un albergue alternativo. Aunque el proceso de restauración fue largo y complicado, con momentos difíciles como la muerte de su tía, cuya herencia permitió finalizar las obras, el proyecto finalmente vio la luz en marzo de 2011. Desde entonces, “El Serbal y la Luna” ha sido un espacio para el descanso y la meditación, con una atmósfera espiritual que atraía a peregrinos en busca de una experiencia más profunda y comunitaria, lejos de la comercialización del Camino.
Una pandemia que los puso al límite
La pandemia de COVID-19 supuso otro gran desafío para Mar y su albergue. Con la interrupción del flujo de peregrinos, la falta de ingresos y la cancelación de los mercados artesanales donde Mar solía trabajar, el albergue estuvo al borde de la desaparición. Sin embargo, gracias a la ayuda de peregrinos de todo el mundo, pudieron sobrevivir durante esos años difíciles.
El apoyo que recibieron en ese momento, asegura Mar, fue fundamental para mantener el albergue en pie. “Es un superviviente”, dice con orgullo, y está convencida de que el albergue renacerá una vez más, aunque transformado.
Para hacer realidad este renacimiento, Mar ha lanzado una campaña de crowdfunding con el objetivo de recaudar 60.000 euros, necesarios para la reconstrucción del albergue. La idea es contar con el apoyo de peregrinos y amigos de todas partes del mundo, en un esfuerzo colectivo que refleje la solidaridad y el espíritu comunitario que caracteriza al Camino de Santiago. La campaña, que está activa en la página de Facebook del albergue, ya ha recibido muestras de cariño y respaldo de numerosas personas, lo que le da a Mar esperanza en que podrá levantar de nuevo su proyecto.
“El Serbal y la Luna” no era solo un albergue; era un hogar y un lugar de encuentro para personas de todas partes del mundo que compartían el amor por el Camino. Aunque las circunstancias han cambiado, Mar está decidida a continuar su camino, adaptándose a las nuevas realidades, pero siempre con la misma vocación de hospitalidad que la llevó a crear el albergue en primer lugar. “El fondo sigue ahí”, asegura, con la confianza de que, con la ayuda de su comunidad y los peregrinos, podrá ver su sueño renacer de entre las cenizas.
Basado en La Nueva Crónica / Mar Iglesias