La ciudad de Burgos, situada en el corazón del Camino de Santiago Francés, juega un papel esencial en la experiencia jacobea, y su importancia histórica y cultural como punto de paso es innegable. En 2023, el albergue municipal de la Casa del Cubo, gestionado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Burgos, acogió a 20.600 peregrinos. Esta cifra refleja no solo el atractivo de la ciudad como parada, sino también la relevancia de la tradición hospitalaria que caracteriza el Camino en su paso por Burgos.
Uno de los aspectos que hace única la experiencia de pernoctar en Burgos es la acogida que los hospitaleros voluntarios brindan a los peregrinos. Esta labor, realizada desinteresadamente por personas de Burgos y otras regiones, aporta un valor humano que ni los hoteles, casas rurales ni los apartamentos turísticos pueden ofrecer. Los hospitaleros no solo proporcionan un lugar donde dormir, sino que encarnan la esencia misma del Camino: la fraternidad, el apoyo mutuo y la hospitalidad austera, características fundamentales de la experiencia jacobea.
El Ministerio de Cultura ha reconocido la importancia de esta tradición, iniciando un expediente para que la “Acogida Tradicional Jacobea” sea declarada como “manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial”.
El albergue de la Casa del Cubo ha mantenido esta tradición viva desde su apertura, y en 2023, el 80% de los alojados fueron peregrinos internacionales, procedentes principalmente de Italia, Corea del Sur, Francia y Estados Unidos. Los hospitaleros, un equipo de alrededor de 20 personas, no solo ayudan con las necesidades básicas de los caminantes, sino que también enriquecen la experiencia espiritual y emocional de aquellos que recorren el Camino. Según Jesús Aguirre, presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Burgos, la labor de los hospitaleros es completamente voluntaria, y los gastos que implica su estancia son cubiertos por la propia organización sin ánimo de lucro.
Aunque las cifras de peregrinos en Burgos aún no han alcanzado los niveles previos a la pandemia, la ciudad sigue siendo una parada esencial para los caminantes, que encuentran en su albergue un refugio que respeta la esencia del Camino de Santiago. Antes de la crisis sanitaria, la capacidad del albergue era de 150 plazas, pero en la actualidad se ha reducido a 120, optando por priorizar la calidad sobre la cantidad. Según Aguirre, aunque se ha colgado el cartel de “completo” en algunas ocasiones, especialmente en mayo y septiembre, la oferta de alojamiento en la ciudad está muy diversificada. Esto permite que el albergue mantenga su esencia sin la presión de la masificación, tan común en otras partes del Camino, especialmente en Galicia.
Burgos no solo es conocida por su albergue y su hospitalidad, sino también por su monumental catedral gótica, que impresiona a los peregrinos que recorren sus calles. La ciudad es una parada obligatoria para quienes buscan una experiencia completa del Camino, ya que aquí convergen historia, cultura y espiritualidad, siendo, además, final de etapa para muchos peregrinos. Sin embargo, el auge de nuevos modelos de hospedaje y la creciente turistificación del Camino representan una amenaza para la tradicional acogida jacobea. Muchos albergues en otras partes del Camino han cerrado debido a la competencia con alojamientos más modernos, lo que pone en peligro la supervivencia de estas prácticas tradicionales que, según el Ministerio de Cultura, forman parte del legado inmaterial del Camino de Santiago.
La Casa del Cubo, sin embargo, sigue siendo un baluarte de esta tradición, y a pesar de las dificultades económicas, la asociación que lo gestiona ha decidido seguir adelante sin depender de ayudas municipales, como lo hacía antes de la pandemia. Este enfoque refleja el compromiso de Burgos con la preservación de la autenticidad del Camino. Aunque cada vez más peregrinos eligen opciones de hospedaje más comerciales, la Casa del Cubo sigue atrayendo a aquellos que buscan una experiencia más genuina y espiritual en su paso por la ciudad.
Los datos sobre las nacionalidades de los peregrinos que pernoctaron en el albergue también reflejan la diversidad de quienes recorren el Camino. Si bien los extranjeros representan la mayoría, los catalanes encabezan el grupo de peregrinos españoles que se hospedaron en el albergue, seguidos de otros caminantes de diferentes comunidades autónomas.
En resumen, la importancia de Burgos en la ruta jacobea no solo se mide por la cantidad de peregrinos que la atraviesan, sino por la calidad de la experiencia que ofrece a los caminantes. La ciudad, con su hospitalidad tradicional y su impresionante patrimonio histórico, sigue siendo uno de los puntos más significativos del Camino de Santiago. La labor de los hospitaleros en la Casa del Cubo es un claro ejemplo de cómo la esencia del Camino se mantiene viva en lugares como Burgos, donde la tradición y la modernidad coexisten en beneficio de los peregrinos que buscan más que un simple lugar donde descansar.