El albergue de peregrinos de Irún cumple 20 años en constante evolución - Camino de Santiago

El albergue de peregrinos de Irún cumple 20 años en constante evolución

Peregrinos preparándose en el albergue de Irún - Camino del Norte :: Guía del Camino de Santiago
Peregrinos preparándose en el albergue de Irún

Miles de personas han comenzado ya su Camino de Santiago —el Camino del Norte o de la Costa, en este caso— en un albergue que marca el inicio de una experiencia inolvidable para muchos peregrinos. Este lugar se ha convertido en el punto de arranque de historias que los caminantes recordarán durante toda su vida, narrando sus aventuras y desafíos en su travesía hacia Santiago.

El albergue de Irún es un verdadero crisol de culturas y lenguas, como es característico del Camino de Santiago. En este refugio, se evidencia la internacionalidad de la ruta jacobea, con una mezcla de nacionalidades que comparten el mismo techo antes de emprender su viaje. Los peregrinos españoles constituyen aproximadamente el 40% de los alojados en 2024, mientras que el resto provienen de diversos rincones del mundo. A pie o en bicicleta, muchos de estos hombres y mujeres inician aquí una aventura que los llevará, en la mayoría de los casos, hasta Santiago de Compostela.

Es habitual que en la cocina-comedor del albergue se desarrollen escenas típicas de la preparación de la ruta, como la de Tadeusz Soiński y Bogusław Grygier, dos peregrinos polacos que, con la ayuda de una guía y sus teléfonos móviles, estaban planificando sus primeras etapas. «En cuatro días estaremos en Guernica. A medida que avancemos, iremos organizando el resto de las jornadas. Tenemos una idea clara, pero queremos estar en marcha para ver cómo vamos», explicaban.

El ambiente multicultural es palpable en el albergue, donde es común encontrar personas de Alemania, Italia, la República Checa y otros países. «Ha habido días en que todos los alojados eran extranjeros, y en otros predominaban los españoles», comenta Ángel González, vicepresidente de Jakobi, la asociación que gestiona el albergue. «Lo que sí es habitual es que muchos comiencen aquí el Camino, se conozcan en el albergue y, aunque no sean conscientes al principio, terminen encontrándose muchas veces a lo largo de la ruta. Es así como nacen amistades duraderas. Todos los que hemos hecho el Camino sabemos que esto pasa», añade González.

Un ejemplo de esta conexión especial lo dieron dos peregrinos, un chico y una chica que comenzaron su viaje en solitario desde el albergue de Irún en febrero. Al final, hicieron casi todo el Camino juntos y llegaron juntos a Santiago, enviando un mensaje de agradecimiento al albergue. «Nos escribieron para contarnos que se conocieron aquí y terminaron el Camino juntos. No sabemos si seguirán juntos en el futuro, pero lo cierto es que han compartido un mes muy intenso», relata González con una sonrisa.

Esta historia es solo una de las muchas que nacen en el albergue de Irún, que ha recibido a 883 peregrinos en lo que va de 2024. «Los números en esta primera parte del año son mejores que los del año pasado. Ya estamos empezando a compararlos con los registros de antes de la pandemia», comenta González. El albergue, que se trasladó a su ubicación actual en 2019, alcanzó su récord histórico en ese año, antes del golpe de la pandemia. Aunque las cifras aún no han superado ese máximo, todo apunta a que 2024 podría marcar un nuevo hito si el ritmo actual se mantiene.

La Semana Santa y la Pascua de este año han sido algo irregulares en cuanto a la afluencia de peregrinos. «Ha habido días en los que casi llegamos al lleno, y otros en los que la ocupación fue más baja», explica González. «Es verdad que el Camino no es algo que se haga en una semana, pero muchas personas aprovechan estas vacaciones para recorrer un tramo», añade. Cada vez es más frecuente ver a peregrinos que, con el tiempo que tienen disponible, avanzan hasta Bilbao, Markina o algún otro punto del recorrido. «Luego, en sus siguientes vacaciones, retoman desde donde lo dejaron», dice.

El albergue de Irún no solo es internacional por los peregrinos que lo visitan, sino también por sus hospitaleros. Entre los voluntarios que ayudan a gestionar el lugar, se encuentran personas de diferentes nacionalidades. «Cada año planteamos un calendario de turnos de 10 días, y aunque la mayoría de los puestos los cubrimos con voluntarios de la asociación Jakobi, también recibimos a hospitaleros de fuera. Vienen personas de Álava, Vizcaya y otras partes de España, pero también de otros países. De hecho, hay un par de hospitaleros de Holanda que vienen todos los años, cumplen su turno y luego continúan con sus planes», comenta González.

El albergue de Irún, con su mezcla de culturas, lenguas y experiencias compartidas, sigue siendo un punto clave para muchos peregrinos que inician su Camino. Y aunque cada uno recorra su propio trayecto, es inevitable que en algún momento, miren atrás y recuerden este lugar como el comienzo de una de las aventuras más significativas de sus vidas.

Basado en El Diario Vasco

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