
Los peregrinos que recorren el Camino de Santiago Francés conocen bien la Fuente Reniega, un manantial situado en la sierra de El Perdón, dentro del término municipal de Astráin, Navarra. Esta fuente se encuentra prácticamente al final de la subida, cerca del mirador del conocido como Alto del Perdón, desde el que se obtiene una vista privilegiada del entorno.
Para muchos caminantes, representa un alivio refrescante, especialmente en las jornadas de intenso calor.
Aunque la fuente actual, conocida como Gambellacos o “fuente de las gambellas”, fue construida en 1990, el agua ha brotado en ese mismo punto desde tiempos inmemoriales. Desde la Edad Media, los peregrinos que partían de Pamplona en dirección a Puente la Reina encontraban allí un chorro de agua fresca en una zona sombreada del camino, donde podían reponerse antes de continuar su travesía.
El origen de su nombre: una leyenda con enseñanza
Navarra, al igual que muchos otros lugares de la ruta jacobea, está repleta de historias y leyendas que explican el origen de sus nombres. En el caso de la Fuente Reniega, su denominación está inspirada en un relato que ha perdurado a lo largo de los siglos y que, además, ha servido para dar nombre a un conocido parque en Zizur Mayor.
El escritor y médico estellés Juan Ramón Corpas recoge en su obra Curiosidades de Navarra la historia de un peregrino que, en un sofocante día de verano, atravesaba la sierra de El Perdón cuando el calor y el cansancio comenzaron a hacer mella en su cuerpo. Con su odre de agua vacío y apenas fuerzas para seguir adelante, buscó desesperadamente algún lugar donde aliviar su sed. Fue entonces cuando, entre unas zarzas, escuchó un sonido extraño.
El diablo y la tentación
De entre la maleza, según la leyenda, surgió un caballero apuesto que no era otro que el Diablo disfrazado. Con voz seductora, le ofreció al peregrino toda el agua que quisiera, con una única condición: que renegara de Dios.
El peregrino, aunque tentado por la posibilidad de saciar su sed, se mantuvo firme en su fe y rechazó la propuesta. Pero el Diablo insistió, proponiendo un trato diferente: “Si no reniegas de Dios, al menos reniega de la Virgen María“.
De nuevo, el peregrino se negó a aceptar la oferta, aferrándose a su devoción. Finalmente, Satanás realizó un último intento: “Para beber de mi agua, sólo has de renegar del Apóstol Santiago“. Exhausto, deshidratado y casi sin fuerzas, el peregrino reunió su última energía para rechazar la tentación y, en su desesperación, comenzó a rezar implorando la ayuda divina.
El milagro del Apóstol Santiago
Fue entonces cuando, al escuchar el nombre de Dios en las oraciones del caminante, el Diablo desapareció entre una nube de azufre, dejando tras de sí un hedor fétido. En ese preciso instante, el peregrino tuvo una visión: ante él apareció el Apóstol Santiago, quien le ofrecía su concha de vieira llena de agua para que pudiera beber.
Al desaparecer la imagen del Apóstol, en el mismo lugar donde había estado de pie, comenzó a brotar un chorro de agua pura y fresca. Desde entonces, ese manantial sigue proporcionando alivio a los peregrinos que transitan por el Camino de Santiago, y la leyenda de la Fuente Reniega ha perdurado como un recordatorio de la fe y la resistencia ante la tentación.
Hoy en día, la Fuente Reniega sigue siendo un punto de referencia para los caminantes también por la historia que la rodea. Para muchos, representa un símbolo del sacrificio, la perseverancia y la devoción de los peregrinos que, desde hace siglos, han recorrido esta ruta en busca de Santiago de Compostela.
Más allá de la leyenda, la fuente es un testimonio del legado cultural y espiritual del Camino de Santiago, un lugar donde las historias del pasado continúan inspirando a quienes siguen sus pasos.
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