Todavía no ha cumplido un año, pero el albergue municipal de Vegadeo ya ha conquistado el corazón de muchos peregrinos y se ha convertido en un lugar de encuentro en el que también participan los vecinos de concejo.
Nada más llegar al albergue, Lilian de Campos da la bienvenida al peregrino. Esta joven brasileña, encargada de la gestión del centro, conoce bien las necesidades de los que recorren kilómetros en dirección a Santiago de Compostela porque ella misma ha recorrido buena parte del Camino.
El proyecto que puso en marcha el pasado 29 de julio ya está dando sus frutos.
-¿Cuál es la idea con la que nació este albergue?
-El proyecto que presenté al Ayuntamiento englobaba varias actividades para promocionar el Camino Histórico y para dar a conocer Vegadeo y el albergue. Sobre todo intento que se haga comunidad y que el peregrino también pueda conocer a la gente de aquí.
El año pasado recibimos alrededor de trescientos peregrinos y poco a poco empiezan a venir más porque, por un lado, estamos en las guías Gronze, Buen Camino y Eroski, y por otro, funciona el boca a boca.
-¿Qué particularidades tiene el trazado del Camino Histórico?
-Es un camino muy bonito, muy rural. Se aleja un poco de la costa para entrar en la montaña, por eso llamamos al albergue ‘Mar y montaña’.
Es una ruta que gusta mucho por el paisaje; la etapa siguiente, por ejemplo, que es Vegadeo-Trabada son veintitrés kilómetros y tiene muy poca carretera. Quizás es un poco más duro que el recorrido por Ribadeo, pero se compensa con el paisaje y es bueno para quienes prefieren una ruta tranquila y buscan un silencio exterior e interior y una soledad en la que pueden encontrarse a sí mismos.
También disfrutan mucho con los conciertos de música, las presentaciones de libros y otras actividades que organizamos.
-Al inicio, planteaste que querías crear un albergue zen. ¿Qué características querías que tuviese?
-Tuve la experiencia de hacer el Camino y cuando lo haces, al llegar a un albergue buscas encontrarte como en casa y que cuando vayas a tu habitación puedas descansar.
Por eso aquí tenemos un área común donde la gente puede leer un libro, hablar, reír, jugar al ajedrez, etc., y en el momento que quieran más silencio pueden irse a la habitación donde están tranquilamente.
Para los peregrinos que quieran les ofrecemos una cena comunitaria a las 19:30 con comida vegetariana o vegana, así no hacemos competencia con los restaurantes de la zona.
El albergue tiene veintidós plazas repartidas en dos habitaciones de diez y doce, y además del comedor salón y los baños adaptados, tenemos un patio con una zona de lavadero, un lugar donde se pueden dejar las bicicletas y también un espacio para los animales que acompañan a los peregrinos.
-Una característica de vuestro equipamiento es el gran número de actividades que organizáis y de las que disfrutan tanto vecinos del concejo como peregrinos.
-Sí, entre las últimas hubo una con los jóvenes del Instituto que realizaron auténticas obras de arte con pintura y grabado sobre unas láminas de madera, todas relacionadas con el Camino, y que se pueden ver en el patio del albergue.
Aquí organizamos presentaciones de libros de artistas de la zona, conciertos de música y en el mes de agosto celebramos el Festival del Peregrino en el que hacemos una paella mar y montaña; vienen artistas de la zona a interpretar música tradicional y el peregrino que lo desee puede tener momentos para cantar, recitar un poema, bailar o disfrutar del ambiente.
También hicimos, en cooperación con la Casa Azul de Navia, una jornada de ecoperegrinación en tres etapas: Vegadeo, Trabada y Mondoñedo.
Otra de las colaboraciones fue con la Asociación Cultivarte y próximamente haremos una con el Centro de mayores de Luarca: caminaremos juntos personas de todas las edades.
Y en invierno, como hay pocos peregrinos, queremos empezar a hacer iniciación al Camino con los más pequeños. El proyecto contempla realizar pequeñas rutas, ya hemos hablado con algunas escuelas y les ha parecido muy bien la idea.
-¿Qué te trajo hasta Asturias?
-Soy de Brasil, pero hace ocho años que estoy en España. Antes vivía en Argentina y conocía a una pareja de amigos que residían en Asturias, ellos me animaron a que viniese.
Me gusta mucho viajar y junto con mi hija lo hacemos siempre que podemos, pero ahora ella tiene quince años y hemos decidido parar un poco para que pueda centrarse en los estudios y seguir en el instituto. Así que ahora viajamos pero a través de los ojos de quienes nos visitan.
-¿Estás satisfecha con tu experiencia como hospitalera?
-Estoy encantada con esta vida, este trabajo es un gran regalo porque puedes conocer a gente de muchos países.
En el albergue trabajo el desapego porque todos los días te despides de personas maravillosas con las que te gustaría compartir más tiempo y conocer más, pero hay que despedirlos con una sonrisa, con alegría y decirles “Buen Camino”.
Y luego, esperar al siguiente, porque lo nuevo nunca sabes cómo es.
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