Pese a funcionar con aforo limitado, desde la reapertura, el 1 de marzo, hasta ayer han pernoctado ya 570 personas
El albergue de peregrinos de Irún ha estado cerrado dos años por culpa de la pandemia. En ese tiempo no ha estado permanentemente sin uso. Dado que no podía emplearse en su función habitual, el Ayuntamiento lo puso a disposición de Gobierno Vasco y Cruz Roja para que en los momentos de mayor número de migrantes en tránsito sirviera para la pernocta de estos. «No ocurrió muchas veces, pero sabemos que en algunos casos fue necesario y se utilizó», confirma Josin Galzacorta, el presidente de Jakobi, la asociación jacobea del Bidasoa, entidad responsable del albergue antes de la pandemia y la que lo ha vuelto a poner en marcha.
La reapertura, de todas formas, ha sido con el 60% de aforo «de momento. No sabemos si esta misma semana podremos ponernos al 100%», apunta Galzacorta. «Tampoco nos urge porque pasados los días festivos de la Semana Santa, sabemos que hasta medidados de junio no solemos llenar». Eso sí, espera que desde esos días previos al verano y hasta el final del mismo, el albergue pueda ofrecer todas sus camas a los peregrinos.
Ésta es una instalación como hay pocas en el Camino de Santiago del Norte. «Para muchos es la primera noche de su viaje porque salen de aquí o de San Juan de Luz. Si llegaran en la séptima o en la octava noche, lo valorarían mucho más», comenta José Luis, el hospitalero voluntario que ha atendido el albergue irunés los últimos diez días y al que ayer tomaba el relevo Delfín. «Antes que hospitaleros hemos sido peregrinos», añade éste.
«Sabemos lo que hay y lo que no. En Guipúzcoa, albergues en los que puedas pernoctar por donativo están éste y el de Pasajes San Juan, si no me equivoco». «Esto se lo explicamos a los peregrinos», aporta José Luis: «en qué ciudades o pueblos pueden dormir, si hay albergue de peregrinos, albergue privado u hostal… También les damos algunas referencias para ayudarles a que se orienten y algunas recomendaciones, tanto si van a seguir el Camino Vasco del Interior como si van a hacer el de la Costa», ya que ambos comparten Irún como punto de partida.
Un albergue como pocos
Los que ya han recorrido el Camino de Santiago en alguna de sus versiones aprecián mucho el albergue irunés. Es el caso de Aida, una joven de Elche que, con su pareja, Iván, ha iniciado el peregrinaje a Santiago por tercera vez. «Nos estrenamos haciendo el Camino Primitivo y fue una gran experiencia. Después hicimos el portugués, desde Oporto, y ahora hemos decidido hacer el del Norte, también por evitar un poco la masificación que se da en el Camino Francés. Hemos empezado en Bayona y tenemos pensado llegar hasta Bilbao y seguir desde allí en la próximas vacaciones».
Tras recorrer ya dos Caminos «en los que encuentras menos gente, éste ha empezado de forma muy interesante. En sólo dos días ya hemos conocido muchas personas de muchos países de distintos y los albergues, tanto el de San Juan de Luz como éste, han sido una maravilla».
También desde San Juan de Luz salió el domingo Lucie, otra joven, ésta de Biarritz, que ha empezado su primera experiencia hacia Santiago. Su noche en Irún fue la primera que pasaba en el Camino. «El albergue es genial y me ha parecido todo muy acogedor. El hospitalero, el desayuno, los demás peregrinos… Empezaba el Camino un poco nerviosa y esta primera noche me ha dado mucha confianza». «Son palabras que se agradecen, desde luego, pero intentamos advertirles de que luego no todos los sitios donde duerman van a ser iguales», insiste José Luis.
Desde 43 países
Aida y Lucie son dos de las 570 personas que han pernoctado en el equipamiento de la calle Lesaka desde que pudo reabrir sus puertas el pasado 1 de marzo.
«La mayoría son de distintos puntos de España, especialmente de Cataluña (42), la Comunidad Valenciana (27), País Vasco (18) y Madrid (16). Pero viene gente de todos los países», explica el hospitalero. Los de España no representan ni la mitad, apenas un tercio. «Entre los extranjeros, de donde más gente ha venido desde que reabrimos ha sido de Alemania, 119 personas. De Francia 66, de Italia 23, del Reino Unido 21, de Holanda 17… De muchos países ha pasado una persona o dos, pero en total, en este mes y medio, nos ha visitado peregrinos de 43 países distintos».
A todos se les da desayuno, se les ofrece una concha de peregrino si no la llevan y lo mismo con la credencial. «El albergue no tiene coste, pero ojo, no es gratis», advierte Delfín, el hospitalero que entraba de turno voluntario anoche pero que, junto a Julita, desde primera hora de la mañana se acercó a echar una mano. «Es un albergue de donativo. Cada uno lo que considere o lo que pueda. Como si echas un céntimo porque no tienes más o vas muy justo».
En el albergue también se da información. Mucha información. «A los que duermen aquí y a muchos otros que se acercan al pasar por Irún o que han dormido en hostales y luego vienen. También los atendemos y les ofrecemos concha, credencial y sello».
La información siempre incluye las recomendaciones para las pernoctas en suelo vasco, «pero también cosas sobre el recorrido. Por ejemplo, el Camino de la Costa, por Jaizkibel, tiene dos rutas una más dura, pero más bonita; la otra también muy bonita y más asequible. También les advertimos que a unos 3 kilómetros de Pasjes San Juan un cartel con flecha amarilla les indica ‘Lezo 2km’ y les recomendamos no seguirlo. La bajada es peligrosa, alarga mucho el recorrido y en vez de por el monte, les lleva por carreteras y polígonos», explica José Luis. «Pero nosotros sólo damos la información. Cada peregrino decide su camino».
Leído en Diario Vasco