El Camino está cambiando - Camino de Santiago

El Camino está cambiando

Peregrinas en el Camino Francés en Galicia :: Camino de Santiago

“Este año hay menos peregrinos, quizá por la Eurocopa”

Los hospitaleros del Camino Francés señalan una disminución en el número de caminantes en esta ruta, mientras que otras alternativas, como el Camino Portugués o el Camino de Invierno, están ganando adeptos.

En una tranquila mañana de julio, la niebla en Vilachá parecía ahuyentar a los peregrinos. El silencio en este tramo del Camino Francés, entre Sarria y Portomarín, era palpable, interrumpido solo por el sonido de una hoz que manejaba una mujer, cortando lechugas en su pequeño huerto. “Este año no parece que les guste madrugar”, bromeaba la mujer. Los establecimientos dedicados a los peregrinos, con nombres en inglés, permanecían vacíos, dándole al lugar, que apenas cuenta con 40 habitantes, una sensación de abandono.

El indicador que marcaba la distancia hacia la Plaza del Obradoiro se mantenía inalterable hasta que, alrededor de media hora más tarde, un grupo de seis jóvenes apareció. Llevaban ya cuatro días caminando desde Villafranca del Bierzo. Poco a poco, más peregrinos fueron llegando, rompiendo la quietud del lugar. Era ya casi mediodía, y el tiempo seguía su curso.

Se agradece el aire fresco y el frío“, comentaba Loli, una peregrina veterana que caminaba junto a su esposo Manuel. Ambos son de Cádiz y han recorrido varias veces las rutas jacobeas. “Esta es mi decimoquinta vez haciendo el Camino de Santiago”, confesaba Manuel, quien parecía sorprendido por la escasez de otros caminantes. “Hemos hecho el Primitivo, el Inglés y varias veces el Francés, pero nunca vimos tan poca gente“, apuntaba. Su explicación: “Quizás sea por la Eurocopa“.

En el pequeño pueblo de A Parrocha, algunos peregrinos más se dejaban ver, aunque muchos evitaban hablar, centrados en llegar a Portomarín antes de que el sol quemara demasiado. Un grupo de mujeres de Murcia compartía su experiencia mientras avanzaban por la ruta. “Estamos repitiéndolo“, comentaba una de ellas, sin detenerse demasiado en los detalles.

Este pueblo, al igual que otros a lo largo del Camino, vive del peregrinaje, aunque no todos los locales comparten el entusiasmo por esta actividad. Un vecino de 91 años confesaba: “He vivido aquí toda mi vida, y ya me estoy cansando de esto“. Las palabras reflejaban un sentimiento común en algunas zonas rurales gallegas, donde el constante flujo de peregrinos se mezcla con la rutina diaria, a veces generando cierto desgaste en la población local.

Al llegar a Portomarín, se podía observar cómo un furgón descargaba mochilas frente a un albergue. A pesar del movimiento, la falta de peregrinos en comparación con años anteriores era evidente. “No hay nadie, si lo comparamos con otros años“, explicaban en el albergue Pons Minea. “El Camino está cambiando“.

El Camino Portugués: Pulpo tras una verde jornada lluviosa

Ashley, de Texas, y Mónica, de Colombia, hacían su primera incursión en el Camino Portugués, pero ya hablaban de repetir la experiencia. “Está siendo una experiencia muy buena”, comentaba Ashley con una sonrisa. Como ellas, alrededor de sesenta peregrinos hacían fila frente al albergue Virxe Peregrina en Pontevedra, esperando entrar tras haber completado la tercera etapa de su camino. Muchos de ellos ya habían cambiado las botas por chanclas y aguardaban pacientemente en el suelo para descansar.

Emma, de Londres, compartía su satisfacción por la jornada: “Hemos salido antes de las siete”, decía, y su amiga Angelica complementaba: “Ha sido un día fácil”. Sentados un poco más arriba, un grupo de amigos de Madrid también coincidía. “Ha sido la etapa más bonita hasta ahora“, afirmaba Carlos, mientras Javi, su compañero, añadía: “Todo es verde, la anterior parecía un polígono“. Tanto el grupo de madrileños como Ashley y Mónica tenían previsto llegar a Santiago en breve, aunque Emma y Angelica planeaban hacer un pequeño descanso: “Esperamos llegar el día 16”.

Ambos grupos resaltaban la hospitalidad de los lugareños. “Todo el mundo dice ‘buenos días’ o ‘buen Camino’“, relataba Emma, impresionada por la amabilidad gallega. Aunque la lluvia no cesaba, los peregrinos mantenían el buen ánimo. “Quizá el clima sea un poco húmedo, pero mejor esto que un sol abrasador“, decía Andrés. Mónica, por su parte, se había preparado bien: “Trajimos ponchos y paraguas, así que estamos listas“.

Una de las mayores ilusiones para los caminantes era disfrutar de un buen plato de pulpo. “Hoy es el día“, afirmaba Angelica con entusiasmo, mientras Cristina confirmaba: “Tenemos una reserva para probarlo“. Las puertas del albergue se abrieron y todos se apresuraron a entrar. “¡Buen Camino!“, exclamaron al despedirse.

El Camino de Invierno: Refugio de la masificación

Después de muchos años luchando por su reconocimiento como ruta oficial, el Camino de Invierno, que evita las nevadas de O Cebreiro y atraviesa Valdeorras, fue finalmente incluido en el itinerario oficial del Camino de Santiago en 2016. A pesar de ser uno de los trazados menos conocidos, su popularidad está creciendo cada año. Según Asunción Arias, presidenta de la Asociación de Amigos do Camiño por Valdeorras, cada vez más peregrinos optan por esta ruta tranquila y menos concurrida.

Llevar la cuenta exacta de los peregrinos no es fácil, ya que muchos no sellan la credencial en este tramo. “Muchos de los que eligen esta ruta ya han hecho varias veces el Camino Francés y prefieren evitar la masificación“, comenta Cristina Serrano, hospitalera en el albergue de donativo en A Rúa de Valdeorras, donde cada peregrino paga lo que considera. Este albergue, gestionado por Agacs, ha recibido a casi 400 personas desde que abrió a mediados de marzo.

Conchi Nicolás, amiga de Cristina y hospitalera voluntaria, tiene una larga trayectoria en el Camino. Tras muchos años de caminar, tuvo que dejar de cargar su mochila, pero decidió seguir colaborando en albergues por toda España. “Lo que más me gusta es la cena“, confiesa, “cuando todos los peregrinos se reúnen y comparten sus historias“. Para Cristina, quien vive su primera experiencia como hospitalera, el contacto humano es también la parte más gratificante. Al observar que muchos peregrinos son extranjeros, ya ha decidido mejorar su inglés para poder comunicarse mejor en el futuro.

De esta manera, rutas alternativas como el Camino de Invierno van ganando terreno, ofreciendo una experiencia más íntima y alejada del bullicio que caracteriza a los tramos más populares del Camino de Santiago.

Basado en La Voz de Galicia

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