Una estadounidense de 23 años se convirtió ayer en el peregrino número 50.000 que acoge el albergue, situado junto al puente de la Magdalena, cuyo futuro está en el aire.
Para una parte de los peregrinos del Camino de Santiago que llega a Pamplona, el albergue ubicado junto a la pasarela del Club Natación supone su primer contacto con la ciudad que les va a acoger durante unas cuantas horas. Tal vez por eso la zona se ha transformado en una de las más especiales y mejor cuidadas de Pamplona, con un aspecto similar al que los peregrinos que lo frecuentan -en su inmensa mayoría europeos- podrían encontrarse en sus países de origen, rodeados de zonas verdes, árboles frondosos y un río con carácter.
El albergue Casa Paderborn se puso en marcha en marzo de 2006 y es de propiedad municipal, aunque su gestión corre a cargo de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Paderborn (Alenania). Como reza en el cartel de su fachada, fue encomendado para asistir a los peregrinos jacobeos a la Hermandad de Amigos del Camino de Paderborn por el Ayuntamiento de Pamplona como símbolo del hermanamiento entre ambas ciudades.
Funciona de marzo a octubre de cada año gracias a los voluntarios alemanes que se encargan de la organización diaria de las 26 plazas que acoge. Vienen dos o tres hospitaleros en turnos de tres semanas y su trabajo no deja demasiado margen para el esparcimiento: comienzan a las cinco y media de la mañana para preparar los desayunos de los caminantes y terminan sobre las once de la noche.
Por sus dependencias han pasado en estos nueve años miles de personas, cincuenta mil según los cálculos que lleva con cuidado Wolfrang Hanbenreisser, de 73 años, que junto a su amigo Bernd Saager, de 68, son los encargados de gestionar el albergue hasta el 8 de septiembre, cuando serán relevados por otros voluntarios. Entre los dos acumulan 13 peregrinaciones hasta Santiago de Compostela y hace cuatro años optaron por dejar las botas del caminante para convertirse en hospitaleros. “Decidimos que era el momento de ofrecer a los demás todo el cariño, la ayuda y amabilidad que recibimos en los distintos albergues que conocimos en el Camino. Y estamos muy orgullos y felices de poder hacerlo en Pamplona”, comentó Hanbenreisser mientras se preparaba para dar una sorpresa a una joven caminante de 23 años procedente de Estados Unidos que llegó al albergue pasado el mediodía.
Jessie Mathews, de 23 años, que realiza el Camino con su novio neoyorkino Eric LaMastro, se convirtió oficialmente en el peregrino número 50.000 que acoge el albergue Casa Paderborn en estos nueve años. Un poco sorprendida por el motivo de la celebración, la joven comentó que decidieron realizar el Camino tras haber visto una película –The Way, de Martin Sheen– que les sedujo para recorrer parte de Europa a pie. Como premio, la pareja de norteamericanos fue agasajada por una suculenta comida y una visita guiada por los lugares más conocidos de Pamplona, con el obligado recorrido del encierro como plato fuerte.
Mathews, que tiene una abuela natural de Jerez de la Frontera, no es católica ni hace el Camino por motivos religiosos. Es protestante, como muchos de los alemanes que también han pasado por este albergue del Camino de Santiago, una ruta que en Alemania se hizo conocida por la obra de un escritor, Hape Kerkeling, que popularizó esta experiencia. Los números hablan por sí solos: de los 839 peregrinos que han pasado por el albergue este año, 304 procedían de Alemania, seguidos muy de lejos por los españoles (159) o los italianos (96).
Sin embargo, el futuro no está claro, ya que el periodo de adjudicación del albergue concluye en 2016 y sus actuales gestores tienen dudas de que el Ayuntamiento mantenga las condiciones para su gestión. Ellos quieren seguir. El Camino nunca se detiene.
Leído en Noticias de Navarra
Terminei aqui o caminho neste ano, em que realizei as três primeiras etapas (Saint-Jean-Pier-de-Port – Pamplona). Fui muito bem recebido pelos hospitaleiros Wolfrang e Bernd.
O albergue reunia boas condições, seria lamentável acabar!