El albergue situado en Pasajes San Juan ha vuelto a abrir sus puertas este año registrando casi tantas pernoctaciones como en 2019
Este año que a punto está de finalizar pasará a la historia del albergue de Santa Ana por ser el que permitió su reapertura. Los hospitaleros voluntarios que se ocupan de atenderlo tomaron la decisión de volver a ponerlo en marcha tras el cierre al que se vio abocado por culpa de la pandemia de coronavirus.
«Empezábamos a tener noticias de que en la Castilla y León y en Santiago de Compostela se empezaban a abrir albergues, pero aquí nadie nos decía nada, pese a que llamábamos al Gobierno Vasco. El grupo de trabajo de Santa Ana convocamos una reunión el 24 de febrero», recuerda el sanjuandarra Xatur Telletxea, el hospitalero responsable de este espacio situado en lo alto del casco antiguo de Pasajes San Juan – Donibane.
Al encuentro convocado acudieron 16 de los hospitaleros de Guipúzcoa que atienden de forma voluntaria Santa Ana. «Tomamos la decisión por unanimidad de abrir las puertas a los peregrinos el 1 de abril. Eso sí, con todo tipo de precauciones sanitarias. Trasladamos el acta a la Ertzaintza y a las diferentes administraciones públicas. Fuimos felicitados enormemente», añade Telletxea.
La temporada se iniciaba, finalmente, en la fecha que habían elegido y se prolongaba hasta el pasado 23 de octubre. A la hora de hacer balance, Xatur Telletxea asegura que ha sido «todo un éxito». Ratifica su afirmación poniendo sobre la mesa los datos que han dejado las pernoctaciones a lo largo de esos cerca de siete meses, en los que no se ha producido ni un solo día de cierre.
El número de personas que han hecho escala en el albergue situado en la parte trasera de la ermita a la que debe su nombre es de un total de 2.247. «Estamos muy cerca de alcanzar las 2.527 que tuvimos en nuestro último año, en 2019. Los que han pasado, pero no se han quedado, son muchos más. Hemos atendido a otros 700. Se nota que la gente viene ya muy preparada, con sus tiendas de campaña», explica el sanjuandarra.
Ganan en número las mujeres, que suman 1.217 peregrinas, frente a los 1.030 hombres. La gran mayoría de quienes emprenden ruta a Santiago lo hacen a pie, aunque también ha habido este verano algunos que lo han hecho en bicicleta, concretamente, 19. «Todos los días, para las 17.00 horas, el albergue estaba ya completo», recuerda Telletxea.
En cuanto a su procedencia, ganan en número los alemanes (605 peregrinos), seguidos de españoles (543) y franceses (318). La lista de nacionalidades es numerosa. Incluye desde ucranianos (5) a venezolanos (4), pasando por estadounidenses (77), sudafricanos (7) y rusos (6). Indonesia, Japón, Taiwan, Nueva Zelanda, México y Noruega son otros de los países de los que se han recibido peregrinos.
Las instalaciones de Santa Ana han estado atendidas por 24 hospitaleros. A los que venían prestando su ayuda años atrás, se han sumado tres nuevos procedentes de Valencia y Sevilla. Todos ellos han sido testigo de historias que les han conmovido, como la de un joven de 22 años llegado de Suecia. «Hacía el camino descalzo, pese a que cuando vino llovía. Le preguntamos por qué y nos dijo que tenía que perdonar sus pecados», comenta Xatur Telletxea, quien no oculta su «ilusión» por volver a dar inicio a la temporada de 2023.
«Estamos muy contentos de cómo ha ido todo y ya pensamos en abrir el año que viene mucho antes, probablemente lo hagamos hacia San José», concluye el hospitalero.
Leído en Diario Vasco