El único peregrino del albergue de Betanzos llegó con gripe - Camino de Santiago

El único peregrino del albergue de Betanzos llegó con gripe

Claudio Gallo, peregrino italiano en el albergue de Betanzos Toni Silva
Claudio Gallo, peregrino italiano en el albergue de Betanzos / Toni Silva

Peregrinar hacia Santiago durante los meses de invierno tiene una ventaja innegable: la tranquilidad de saber que siempre habrá una cama disponible en los albergues. En esta época del año, los caminos se vacían casi por completo, y los peregrinos pueden disfrutar de una soledad que es difícil de encontrar en los meses de mayor afluencia.

Esta es la razón por la que Claudio Gallo, un italiano de 68 años de Milán, ha elegido el invierno para completar su quinta peregrinación hacia Compostela. Cada vez que emprende el Camino, selecciona una ruta diferente. Hasta la fecha, este jubilado, que trabajó durante años como técnico de máquinas de bar, ha recorrido el Camino Francés, el Primitivo, el Portugués y el del Norte. Este año, su elección fue el Camino Inglés, que comenzó en la ciudad de Ferrol.

Sin embargo, aunque la tranquilidad de los albergues en invierno es atractiva, esta época también trae consigo desafíos considerables. Las bajas temperaturas y las lluvias persistentes pueden convertir cada jornada de caminata en una prueba de resistencia. Claudio ha experimentado estas dificultades de primera mano. “En Pontedeume empecé a sentirme mal, tenía mucho frío“, cuenta desde el albergue de Betanzos, donde encontró refugio y una farmacia para aliviar sus síntomas. “Llegué a tener 39 grados de fiebre. Las pastillas que me dieron me han ayudado a bajar la fiebre, y ahora me encuentro mejor“, relata.

Tras pasar una primera noche en Betanzos, decidió descansar allí hasta el sábado, esperando recuperarse lo suficiente como para continuar su camino.

A pesar de su gripe, Claudio sigue determinado a llegar a Santiago. Su plan inicial es caminar hasta el albergue de Bruma, aunque reconoce que podría optar por tomar un autobús si su estado no mejora. “Dan lluvia en el pronóstico, así que va a ser complicado, pero tomaré la decisión en el último momento“, dice mientras revisa la app del tiempo en su teléfono. A pesar de su tos persistente, su voluntad de continuar es firme.

Claudio menciona que, aunque ha dormido bien, está convencido de que lo que tiene es gripe. Sin embargo, esto no lo detendrá. Su objetivo es llegar a Santiago, y luego visitar Fisterra y Muxía antes de regresar a Italia. Allí le esperan su mujer, su hija y su nieto de cinco años, quienes lo recibirán tras su aventura invernal. Aunque su enfermedad ha complicado el viaje, no ha disminuido su determinación de completarlo.

Demasiado asfalto

Además de su estado de salud, Claudio comenta que esta peregrinación no está siendo tan gratificante como otras que ha realizado. Entre todas las rutas que ha recorrido, su favorita sigue siendo el Camino Francés, mientras que el Primitivo le ofreció una soledad única: “En el Primitivo no me crucé con nadie“, recuerda con cierta nostalgia. Sin embargo, la experiencia en el Camino Inglés no está siendo tan satisfactoria. Aunque reconoce que está “muy bien señalizado” y que las flechas amarillas están perfectamente colocadas, tiene una crítica importante: “El problema de esta ruta es que el 70 por ciento del trayecto es sobre asfalto, y solo el 30 por ciento transcurre por caminos de tierra. Eso destroza los pies“, dice, señalando sus tobillos, visiblemente afectados por las largas horas caminando sobre superficies duras.

Mientras Claudio relata su experiencia, el albergue de la Xunta en el que se encuentra permanece completamente vacío. El edificio, ubicado en el casco histórico de Betanzos, parece desierto en esta época del año. Muchos de los otros albergues de la zona han cerrado temporalmente por vacaciones, aprovechando la baja afluencia de peregrinos durante los meses de invierno. Solo unos pocos, como Claudio, se atreven a desafiar el clima y caminar durante esta temporada, en medio de una epidemia estacional que ha afectado a muchos.

A pesar de las dificultades, Claudio sigue firme en su propósito. Para él, el Camino de Santiago es mucho más que un recorrido físico; es un reto personal, una forma de reencontrarse consigo mismo y con los valores que lo llevan a regresar año tras año. A pesar de las molestias físicas, el frío y la soledad, Claudio no pierde de vista su meta final: llegar a Santiago y, con suerte, seguir explorando los caminos que lo llevan más allá, hacia Fisterra y Muxía, antes de regresar a su hogar en Italia.

Este tipo de peregrinos, que desafían los elementos y las dificultades del invierno, encarnan el verdadero espíritu del Camino. Aunque la experiencia puede no ser siempre placentera, cada paso es un testimonio de su voluntad y perseverancia, y Claudio Gallo es un ejemplo vivo de ello. Para él, el Camino no es solo una ruta hacia un destino físico, sino también un viaje interior que lo conecta con su propia historia y con la comunidad internacional de peregrinos que comparten su misma pasión.

Basado en La Voz de Galicia / Toni Silva

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