
Una de las muchas estampas que llaman la atención del que mira Villaviciosa con los ojos de un recién llegado es la presencia de peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela.
Quizá en los meses de invierno el goteo no es tan constante, pero sí en primavera y otoño. Entonces son muchos los que deciden emprender la ruta conocida Camino del Norte o de la Costa.
Un viaje, tanto físico como personal que en su paso por Asturias se divide en once etapas.
A su paso por el concejo de Villaviciosa los peregrinos pueden descansar en el albergue municipal de Sebrayo, un edificio que hace más de veinte años albergaba una escuela.
Desde su reconversión, Sonia Pérez ejerce de hospitalera y ha visto pasar a miles de personas como atestiguan los libros de registro y el tablón en el que no cabe prácticamente ni una nota o foto más. «La gente es muy agradecida, conoces sus historias y algunas de ellas te llegan directas al alma», resalta.
También se suceden las anécdotas. «Hubo una pareja que vino con perro, burro y cabra y tenía que andar vigilando a la cabra para que no se comiera las plantas», recuerda entre risas.

El albergue de Sebrayo
El de Sebrayo cuenta con catorce camas repartidas en siete literas, duchas, baños para hombres y mujeres y cocina con sus utensilios, aunque quienes deciden pernoctar aquí deben traer su propia comida. «Pueden entrar a partir de las tres y dejarlo como máximo a las nueve de la mañana», indica.
Sonia Pérez cree que habría que ampliarlo reformando el piso superior del edificio y habilitarlo dado que sus camas se quedan cortas en los meses de verano. Más aún cuando el Camino de Santiago se ha convertido en un verdadero motor turístico para los territorios. «En el caso de Villaviciosa, debido a su emplazamiento estratégico en la ruta costera en dirección a Gijón y el enlace primitivo que llega a Oviedo, le permite captar a peregrinos de ambas corrientes», destaca el alcalde, Alejandro Vega.
El Ayuntamiento de Villaviciosa realizó en 2016 distintas mejoras en las instalaciones del albergue municipal, entre ellas el regidor explica que «fue necesaria la construcción de un depósito porque no disponía de abastecimiento de agua».
También se cambiaron las puertas de madera de las duchas, la señalización de la fachada, limpieza de las instalaciones y los alumnos del colegio público Maliayo ayudaron a instalar una especie de pizarra para que quienes lo deseen dejen un mensaje de su experiencia. «El gobierno municipal puso en marcha un plan de inversiones que incluyen una partida en los presupuestos cada año destinada a mantener y mejorar el Camino, de 35.000 euros», subraya Vega.
En 2018 fueron 1.574 peregrinos los que decidieron pasar la noche en Sebrayo antes de proseguir el Camino, en 2017 durmieron 1.463 y un año antes, en 2015, utilizaron el albergue para descansar un total de 1.918 personas.
Leído en El Comercio