Alojamiento. La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Mérida espera reabrir el Molino de Pan Caliente cuando se apruebe el “pasaporte covid”
El albergue de peregrinos de Mérida sigue cerrado por la crisis sanitaria. Al tratarse de una estancia tan pequeña resulta imposible alojarse guardando la distancia de seguridad entre huéspedes.
En el antiguo molino sobre el brazo del Guadiana, en la Isla, caben dieciocho peregrinos en nueve literas. Tiene también duchas, aseos y una habitación con microondas, lavadora y mesa de cocina para que cada uno se prepare su comida.
Se trata de un alojamiento sobrio, sin lujos y con las prestaciones indispensables para descansar y asearse. Antes de cerrar era habitual ver en la puerta bicis y grupos pequeños de caminantes que se confundían con los paseantes de la Isla, pero desde marzo de 2020 no ha vuelto a acoger a nadie.
Confederación Hidrográfica del Guadiana es el titular del inmueble y se lo tiene cedido al Ayuntamiento para que gestione el cobijo a los que hacen el Camino de Santiago y pernoctan en la ciudad.
El Consistorio presta este servicio a través de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Mérida. El edificio conocido como Molino de Pan Caliente se inauguró como albergue el 26 de diciembre del año santo de 2004, cuando presidía la asociación Ángel Texeira Barroso. Desde entonces continúa con el mismo propósito: Ofrecer cama y descanso a los que van hasta Santiago.
Luis María González Méndez preside ahora la organización. Lejos de los de tipo turístico que han proliferado en otras ciudades de la Vía de la Plata, el Molino de Pan Caliente, cuenta, mantiene la esencia porque prima el sentimiento de acogida.
En la asociación quieren abrir cuando haya garantías sanitarias y eso pasa por el futuro pasaporte covid. «Estamos a la espera de que se apruebe porque eso nos permitiría acoger a gente que sabemos que se han vacunado». 2021 está siendo un año santo atípico. Se ha prorrogado el de 2020, pero el volumen de grupos quedará muy lejos de lo que se esperaba.
Para intentar atraer a los interesados, Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Galicia están promocionando más que nunca el Camino de la Plata, que parte desde Sevilla y llega hasta Santiago. Las etapas habituales de este itinerario en la ciudad se hacen con inicio en Torremejía y parada en Mérida para luego recorrer Mérida-Aljucén.
Pensiones y hostales suelen ser ahora el alojamiento habitual en la ciudad, aunque más caros que el albergue. La otra opción pasa por alargar la etapa hasta El Carrascalejo, donde se ha construido un nuevo hospedaje para los caminantes.
No parece una alternativa mayoritaria porque de Torremejía a El Carrascalejo, explica el presidente, resulta una etapa muy larga. «Lo habitual es que la gente haga noche en Mérida, es muy raro que pasen de largo».
La etapa Torremejía-Mérida recorre algo más de quince kilómetros que se pueden hacer en menos de cuatro horas. Llana y casi sin desniveles, avanza junto a la Nacional 630.
Entre los que hacen este itinerario se recomienda mayoritariamente dormir en Mérida porque la siguiente etapa, la que va desde Mérida a Alcuéscar, se hace larga y dura. Hasta Alcuéscar hay que recorrer treinta y seis kilómetros, que traducido en tiempo, suponen más de nueve horas.
Para los que no se vean capaces de completarla en un día, la recomendación habitual es parar en Aljucén o en El Carrascalejo, pero la mayoría llega en un día al Convento de los Esclavos de María de Alcuéscar.
Sin una fecha concreta para El Molino del Pan Caliente, Luis María González espera que a lo largo del verano puedan anunciar la apertura. «Ponernos ahora un plazo es complicado porque desgraciadamente no depende de nosotros, pero esperemos que antes de septiembre podamos abrirlo».
Intuyen en la asociación que en los próximos meses, con el pasaporte válido y aceptado en alojamientos y con más porcentaje de población inmunizada, habrá también más movimiento en el Camino. «Mucha gente que no lo pudo hacer el año pasado lo tiene pendiente».
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