El ritmo incesante del albergue de Pontevedra - Camino de Santiago

El ritmo incesante del albergue de Pontevedra

El Albergue de Pontevedra ha sumado 20 nuevas plazas
El Albergue de Pontevedra ha sumado 20 nuevas plazas

Caminantes en aumento ► El Albergue ha sumado 20 nuevas plazas para recibir a la gran cantidad de peregrinos que este año, Xacobeo y postpandémico, están poniendo rumbo hacia la catedral de Santiago de Compostela

“¡Bienvenidos!”, dice Antonio Devesa a toda voz a los peregrinos que ingresan al Albergue municipal de Pontevedra. La alegría de este voluntario de origen portugués es contagiosa.

Con sus pasaportes de peregrino en mano, los caminantes de diversas nacionalidades —algunos en grupo y otros más solitarios— hacen su ‘check in‘ en esta hospedería pública que, sin grandes lujos, ofrece todo lo necesario a quienes pasan por la Boa Vila rumbo a Santiago de Compostela.

Antonio proviene de Braga. Desde hace mes y medio está instalado en el albergue para recibir a los peregrinos. “Aquí hay 92 plazas diarias y siempre se llenan. Pienso que este año habrá muchos caminantes hasta bien avanzado el mes de septiembre, porque es un Año Xacobeo y, al venir después de la pandemia, se ve mucha voluntad, fuerza y ganas de hacer el camino”, afirma el voluntario.

Entre las actividades que realiza durante su jornada están sacar la basura, colaborar con la salida de los peregrinos, ayudar en la limpieza de las instalaciones jacobeas e instalar a los nuevos huéspedes cada día. Es una rutina que, cuenta Antonio, empieza temprano y dura hasta la media noche.

“La semana grande de las Festas da Peregrina suele ser la de mayor concurrencia”, comenta Tino Lores, que preside la Asociación Amigos del Camino Portugués y se encarga del albergue Virxe Peregrina desde hace 23 años.

“Este año ha venido muchísima gente. Sabíamos que iba a ser así, pero ha superado las expectativas. Al final, me voy a poner una camiseta que diga ‘¡Superé el 2022!'”, dice Tino entre risas. También comenta que en el año 2019 el albergue tenía 72 plazas pero, como no daban a basto, sumaron dos decenas. “En esta época de julio y agosto no hay una cama en la ciudad. No es solo en el albergue, es en cualquier lado”, asevera.

La parada de los caminantes por la Boa Vila les permite disfrutar de la gastronomía de la ciudad, de sus calles y de su gente, pero hasta temprano. “El peregrino tiene que madrugar, porque tienen que llegar al otro albergue”, explica Tino. De hecho, las puertas se cierran a las 22.00 horas.

La taria estipulada por la Xunta para los albergues públicos es de 8 euros. El importe les asegura una cama para pernoctar, con una funda descartable. También hay wifi, comedor, lavandería y aseo para mujeres y hombres.

Los peregrinos retoman su camino bien temprano, a las 8.00 horas es el ‘check out‘. Mientras tanto, los voluntarios del albergue, continúa su ritmo incesante de bienvenidas y despedidas.

Leído en Diario de Pontevedra


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