Evaristo Álvarez Rodríguez en La Opinión de Zamora
Desde la inauguración del albergue de peregrinos son muchos los visitantes que han llegado hasta nuestra ciudad partiendo de diversos puntos del país; los he conocido a caballo desde Málaga, otros con burros, en bicicleta desde Sevilla, rondarían de media los sesenta y tantos año, escoceses, me llamaron la atención una tarde de noviembre fría y oscura arribando a Zamora por los Llanos; canadienses, polacos, alemanes, como un religioso que encontré ligeramente extraviado en ruta hacia Montamarta. Era la tercera vez que lo hacía, la primera lo realizó desde Alemania.
En fin, es un fenómeno que no puede pasar desapercibido pues da a la ciudad cierto aire viajero, del que tanta necesidad tiene. Entiendo que en la ciudad se ha invertido para que el itinerario esté bien señalado.
No voy ha descubrir ahora las bondades de hacer el Camino pues a buen seguro muchos de los lectores ya lo han experimentado.
Me gustaría hacer hincapié en una actuación realizada en el itinerario que se encuentra cerca de la localidad de Entrala y a unos 5.5 de Zamora en el paraje del arroyo Zape; cruce de caminos GR-14, Calzada Mirandesa y Camino de Santiago-Ruta de la Plata. Como ciclista es un lugar que visito a menudo, es un paseo sencillo para rodar y no circulan coches.
En su día la fundación Ramos de Castro levantó tres hitos de granito de grandes proporciones, con diversas inscripciones con relación al Camino, en el centro se encuentra un pozo con un bonito brocal, en el que se puede leer “Brocal de los deseos” en distintos idiomas.
El pozo en cuestión es ornamental, nunca tuvo agua, pues no existe acometida en la proximidad y los árboles que se instalaron en la inauguración no recibieron más agua que el día que los plantaron.
La composición está bien, dedicada al peregrino y a las diversa culturas que transitaron el Camino, pero el abandono es total: el brocal del pozo está roto y descalzado, la maleza seca rodea el lugar con los típicos plásticos y papelitos, sin embargo el conjunto impresiona y constituye un buen punto de parada para el esforzado caminante si tuviera un punto de frescor y algo de limpieza.
Ignoro cómo se organizaría en su día el mantenimiento de este conjunto, pero ya que está ahí no habrá más remedio que darle un repaso y limpieza a quien corresponda.
Evaristo Álvarez Rodríguez en La Opinión de Zamora
Foto: Pedro Maza (Panoramio)