Funcionamiento de los albergues públicos y privados del Camino
Aunque sea la primera vez que haces el Camino de Santiago y estés todavía con los preparativos, es más que probable que hayas oído hablar de los albergues del Camino de Santiago. Hablamos de alojamientos, tanto de carácter público como privado, destinados a la acogida de peregrinos que recorren las rutas jacobeas, con unas normas y particularidades de funcionamiento que los peregrinos debemos conocer antes de lanzarnos a hacer el Camino.
Es importante que tengas en cuenta que solo está permitido alojarse una noche en estos albergues (para dejar paso a los peregrinos que vienen detrás) excepto caso de enfermedad.
La figura del albergue de caracter altruista es fundamental para que los peregrinos podamos recorrer el Camino, reponer fuerzas descansando, ducharnos o llenar recargar las pilas antes de cada dura etapa con un buen desayuno a precios populares.
Este tipo de albergue es de uso exclusivo para los peregrinos que viajan a pie, en bicicleta o a caballo y por eso siempre debemos presentarnos en ellos con nuestra credencial del Camino de Santiago debidamente rellenada, para poder acreditar que efectivamente somos peregrinos que viajan dirección a Santiago.
No todos los albergues de peregrinos son iguales y funcionan de la misma forma, sin embargo podemos dar por hecho que podemos diferenciarlos en dos grandes grupos: de gestión pública y de gestión privada.
Albergues públicos
Los albergues públicos están gestionados por instituciones públicas, como la Junta de Galicia, por ayuntamientos, parroquias o incluso por asociaciones de vecinos, siendo atendidos los peregrinos por los hospitaleros voluntarios, que colaboran de forma desinteresada.
No tienen carácter lucrativo, pero solicitan un donativo por parte del peregrino para poder sufragar los gastos que ocasionamos (limpieza o mantenimiento); éste donativo suele estar entre los 6 y los 8 euros.
Por normal general no se puede reservar plaza en estos albergues públicos; se otorga una cama a los peregrinos por estricto orden de llegada al alojamiento, teniendo prioridad los peregrinos a pie sobre los peregrinos en bicicleta y estos a su vez sobre los peregrinos a caballo.
Albergues privados
A diferencia de los públicos, en la mayoría de albergues privados sí se puede llamar con antelación para reservar plaza, lo que para muchos peregrinos es un seguro para no encontrarse con sospresas desagradables al concluir la etapa. Mientras que en los públicos los peregrinos dejan un donativo, en los albergues privados el precio suele oscilar entre los 10 y los 12 euros.
Consideraciones importantes cuando te alojes en un albergue
En la mayoría de albergues, públicos o privados, encontrarás varios tipos de servicios, como lavadora o secadora, que conllevan un pago, o conexión a internet, además de duchas con agua caliente, lavabos y espacios para lavar y tender la ropa y cocinar nuestra propia comida.
Los anteriores son los servicios “mínimos más habituales” pero por supuesto encontrarás albergues con más comodidades, como taquillas, zonas de recreo, espacios comunes para descansar y charlar, etc.
Cuando te alojes en un albergue debes tener una actitud respetuosa hacia los demás peregrinos y hacia los hospitaleros voluntarios/personal del alojamiento; no es un hotel, así que no hagas demasiado ruido al acostarte y levantarte para salir por la mañana, respeta los horarios de descanso y no olvides cuidar y conservar el estado de las instalaciones como si fueran tuyas.
Piensa que el próximo peregrino que usará los inodoros o la duchas puedes ser tú, así que déjalo todo como te gustaría encontrarlo.
Un último consejo: sé agradecido y amable con los hospitaleros al llegar, conviviendo y al irte; si todo esto sigue funcionando es gracias a su voluntad de ayudar y atender al peregrino.
Albergues en diferentes épocas del año
Cómo perfectamente sabemos, existen unos meses en el año donde el número de peregrinos aumenta en gran cantidad. Si comparamos los peregrinos que realizan el camino en enero y los que realizan el camino en pleno verano, la diferencia es de aproximadamente 40.000, aumentando esta cifra a 60.000 en el caso de agosto.
De esta manera, debemos tener en cuenta que a pesar de que la mayoría de los albergues están abiertos durante la temporada alta, el gran número de peregrinos puede provocar que su aforo no sea el suficiente. Esto sucede especialmente en las localidades más próximas a Santiago, cuando las rutas jacobeas se unen entre sí.
Para evitarlo, podemos reservar plaza con antelación si vamos a un albergue privado, buscar previamente otras posibles alternativas o quedarnos a dormir en un albergue de una localidad próxima a la que marca la etapa.
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En el caso de los meses menos frecuentados, encontrarnos un albergue con las plazas completas no es para nada común, sin embargo tenemos que tener en mente otros posibles problemas.
Durante los meses de invierno, no todos los albergues están abiertos por lo que antes de continuar el camino, es recomendable conocer otras alternativas donde poder descansar dependiendo de donde nos encontremos.
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