El número de peregrinos alojados en la Casa ‘La Calera’ ha aumentado con respecto al mismo periodo del año pasado
Como cada verano, numerosos peregrinos recorren los cientos de kilómetros a lo largo de las diferentes rutas del Camino de Santiago. En Salamanca, la Casa ‘La Calera’, albergue gestionado por el Consistorio, es uno de los que acogen a los peregrinos a su paso por la capital, donde son recibidos por el hospitalero.
El número de peregrinos que se alojan en ‘La Calera’ ha aumentado en los últimos años. Mientras que en 2018 recibieron a 1.850 (frente a los 1.810 de 2017 o los 1.708 de 2016), solo en los seis primeros meses de este año se han hospedado 1.182 caminantes, una cifra que suele descender bruscamente coincidiendo con las altas temperaturas de los meses de verano y que en primavera y otoño marca ‘máximos’.
Sin embargo, no todo es caminar
Los miles de peregrinos que cada año recorren las diferentes rutas del Camino de Santiago pasan por numerosas ciudades y albergues donde se hospedan. Ese es el caso de la Casa de ‘La Calera’ que, en pleno casco histórico de la ciudad, acoge la gran cantidad de peregrinos que pasan por la capital.
Anastasio Saldón los recibe e invita a plasmar su recuerdo, experiencias o vivencias sobre su paso por el libro de firmas. “Si hay algo que me ha enseñado la experiencia con el paso de los años es que el Camino es internacional”, comenta.
Tan internacional es el Camino como los peregrinos que pasan por aquí. En las páginas del interior del libro de firmas hay mensajes en todos los idiomas: español, inglés, francés, alemán, italiano… e incluso chino. En todos ellos se agradece la hospitalidad y el cariño y respeto con el que son recibidos. “Renovar sentimientos dormidos, que una vez que despiertan me vuelvo a dar cuenta de lo maravillosos que son. Soy feliz” se puede leer en un mensaje escrito por una peregrina.
Además, algunos peregrinos incluso plasman sus dibujos (la mayoría del apóstol Santiago) en el libro, en el que acompañados de frases de agradecimiento, muestran su satisfacción por el trato recibido en su estancia y dan ánimos al resto de peregrinos que pasan por allí. Estas dedicatorias no son solo para el albergue, la capital también acapara un buen número de ellas. “Un milagro entrar a Salamanca caminando, es como caer en el cielo”, escribe otro peregrino.
Un sitio en el que dejar guardadas las vivencias con el paso de los años y que en el albergue se guardan como verdaderos tesoros.
Leído en La Gaceta de Salamanca