La ocupación se recupera tras el enorme bajón de la pandemia, pero todavía está lejos de las 2.032 personas que pernoctaron en 2019
Viene de un par de años complicados por la pandemia, pero el albergue de peregrinos Casona de San Miguel, gestionado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego, empieza a ser el hervidero de peregrinos que venía siendo desde su apertura en el año 2010. Entre el 1 de enero y el pasado 20 de mayo habían pernoctado en la instalación polesa un total de 186 caminantes, una cifra muy esperanzadora que hace prever a los gestores del establecimiento que este va a ser “un muy buen año”.
Manuel Jesús Samartino, presidente de la asociación, señala que este ejercicio, aprovechando que sigue siendo Año Santo, ya que el de 2021 se prolongó también de manera excepcional a 2022 debido a la pandemia, se nota un notable incremento de peregrinos en los diferentes itinerarios jacobeos. Y Pola de Siero no es una excepción. “No son todavía los números de peregrinos previos a la pandemia, pero se nota una considerable recuperación”, indica Samartino.
De momento, en lo que va año predomina el peregrino internacional sobre el nacional, que aparece con fuerza normalmente en los meses de verano. “Ahora son especialmente numerosos los franceses y alemanes, pero también han hecho presencia otras nacionalidades europeas como holandeses, italianos, ingleses, checos, eslovacos, lituanos, suizos, belgas, irlandeses, daneses o austriacos. Entre los procedentes de otros continentes, los más numerosos son los de Corea del Sur, con cinco peregrinos. También han pernoctado peregrinos de Brasil, Estados Unidos (EE UU), Colombia, Australia, México y Argentina”, desgrana Samartino.
En comparación con el año pasado, la recuperación es evidente. En 2021 sólo se contabilizaron 723 peregrinos en el albergue de la Pola y en 2020 fueron 246, una caída de más del 80 por ciento con respecto a los ejercicios precedentes.
Lejos quedan los 2.032 peregrinos registrados en 2019, el año que más visitantes recibió el establecimiento poleso desde su apertura. Samartino confía en que a partir de este mes las cifras se recuperen de forma notable, de manera especial durante el verano con “la llegada de los peregrinos nacionales, que son más estacionalizados por las vacaciones”.
Entretanto, empiezan a escribirse algunas historias singulares en el libro de visitas de la Casona San Miguel. Como la del arquitecto Daniel Burtschy y el mecánico Daniel Enderlen, ambos del departamento Alto Rhin de la región francesa de Alsacia, que vienen juntos desde Irún por el Camino del Norte, siguiendo los pasos de los francos que peregrinaban a Santiago pasando por San Salvador de Oviedo. O la de Daniel O’Conneil, de California (EE UU), procedente de Bayona (Francia) y que continuará su Camino hasta Santiago a través del Camino Primitivo.
El vizcaíno Jaizki Arteagebeitia, que ha comenzado el Camino de la Costa en Baracaldo y continuará hasta Santiago por el Camino Primitivo, pernocta por tercera vez en la Pola (la última fue en plena pandemia el año 2020). “Se nota que nuestra villa y nuestro albergue gustan, cuando se trata bien al peregrino, repite o recomienda este Camino”, concluye Samartino.
Leído en La Nueva España