Santiago y Kumano: dos Caminos hermanados

Santiago y Kumano: dos Caminos hermanados

El Camino de Santiago y el Kumano Kodo unen sus sendas en una exposición en Tokio

Muestra en Japón de cerca de 60 fotografías del ambas rutas, ya hermanadas, del fotógrafo gallego Luis Ocaña.

Un visitante observando una de las fotografías (María Roldán / EFE)

Una exposición del gallego Luis Ocaña lleva hasta Tokio los caminos hermanados, El Camino de Santiago y Kumano Kodo, en una muestra de cerca de 60 fotografías que conforman una antología póstuma del fotógrafo vigués y une las sendas de ambas rutas bajo su objetivo.

Las instantáneas, exhibidas juntas por primera vez, permanecerán en el Instituto Cervantes de Tokio hasta el 30 de abril en una iniciativa promovida por el Gobierno de Wakayama, prefectura donde se ubican el Kumano Kodo.

El Camino de Santiago es «muy popular y famoso en todo el mundo» y puede ayudar a dar a conocer a su hermano japonés, confirma Hiroyuki Tsui, director ejecutivo del departamento de planificación de asuntos internacionales de Wakayama. Precisamente, la exposición llega a la capital nipona, donde en el 2009 ya se expusieron fotografías del camino gallego hechas por el vigués, para promover la relación de peregrinaje de los caminos, favorecer el intercambio cultural y el turismo. Es, además, un homenaje póstumo al fotógrafo, quien, en palabras de Tsui, «amaba profundamente Wakayama», lugar que visitó e inmortalizó bajo su objetivo en 2008, siete años antes de su fallecimiento.

Japón, donde predomina el sincretismo entre el credo sintoísta y el budista, basa su religión en la riqueza de la Naturaleza y la creencia en los «kami» (deidades), que se encuentran en elementos como las grandes rocas, el viento o las cataratas, todos objetos captados por el objetivo de Ocaña, opina Tsui.

«Sus fotografías reflejan el espíritu del Kumano Kodo, capturaron el espíritu de los ‘kami’. En sus fotografías puedes sentir la existencia de los dioses», explicó Tsui.

El trabajo del fotógrafo gallego ya ha formado parte de varios proyectos relacionados con el Camino de Santiago y el de Kumano Kodo, entre ellos una exposición conjunta con el fotógrafo japonés Tomohiro Muda que se exhibió en Santiago, Wakayama, Tokio y París, y Tsui espera poder seguir presentándolo en países europeos.

Idílicos parajes naturales, peregrinos en acción, templos y santuarios nipones se exponen en armonía junto a los senderos del camino hispano en esta selección en blanco y negro compuesta por 19 instantáneas del Kumano Kodo, 27 del Camino de Santiago y 12 del monte Koya, el centro más importante del budismo shingon en Japón.

Estas últimas, expuestas para celebrar los 1.200 años de la apertura del monte, también emplazado en Wakayama, son imágenes inéditas, explicó el comisario de la exposición, Hiroyuki Yamada, que ha colaborado con la viuda de Ocaña, Pilar, para sacar a la luz estas imágenes de manera póstuma.

El Camino Kumano -Kumano Kodo- es el equivalente al Camino de Santiago de Compostela en España- y ambos son las dos únicas rutas de peregrinación espiritual declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En cualquier caso, los dos Caminos están hermanados desde 1998 y tienen características similares: sus orígenes datan de la Edad Media, comparten una larga tradición de peregrinaciones y los dos han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. [Saber +]

Kumano Kodo: La versión japonesa del Camino de Santiago

Vista general de las montañas por las que transcurre el Camino Kumano
Vista general de las montañas por las que transcurre el Camino Kumano

Cuenta la leyenda que en el año 813 un ermitaño llamado Pelayo vio posarse una estrella sobre el bosque Libredón, a pocos kilómetros de Iria Flavia. Se lo comunicó al obispo Teodomiro, y juntos se acercaron al lugar. Allí descubrieron un cementerio romano y una capilla donde descansaban los restos del apóstol Santiago. No deja de ser una leyenda, pero hoy casi todo el mundo repite al visitante que allí está enterrado el apóstol. Años después el Rey de Asturias, Alfonso II el Casto, viajó con su corte a Libredón convirtiéndose así oficialmente en el primer peregrino del Camino de Santiago. Ordenó construir una pequeña iglesia para honrar al santo y ese lugar, conocido como «campo de la estrella» (Compostela), se convertiría en la primera mitad del siglo XI en el principal destino de peregrinación de Europa. Tan importante como Roma o Jerusalén.

En esa época, a 10,755 kilómetros de allí, en la montañosa península de Kii, al sur de Japón, otro camino de peregrinación comenzaba a florecer: el Camino Kumano o Kumano Kodo (en japonés). La región de Kumano ocupa la mitad meridional de esta península y los manuscritos japoneses más antiguos se refieren a él como un lugar sagrado donde hunde sus raíces la religión autóctona del país, el sintoísmo, una forma sofisticada de animismo naturalista, que venera a los «kami» o espíritus de la naturaleza. No huieran podido encontrar mejor paraje para ocultarse. Valles frondosos entre montañas que oscilan entre los mil y dos mil metros de altitud sobre el nivel del mar, árboles gigantescos que no dejan ver el sol, grandes cascadas. Naturaleza en estado puro a una hora en tren del área metropolitana de Osaka-Kobe, con más de 25 millones de habitantes.

En el año 1052, ya asentado y fusionado el sintoísmo con el budismo procedente de la India, comienza en Japón el periodo «mappo» marcado por una serie de catástrofes naturales, guerras, hambrunas y dictaduras, una época en que los japoneses se consideran incapaces de seguir las enseñanzas del maestro Buda, quien habría perdido buena parte de sus poderes. El emperador Fujiwara no Yurimichi peregrina al santuario Kumano Hongu Taisha para meditar y venerar a los «kami». Busca paz, ánimos y sabiduría para gobernar entre tantas turbulencias. Muchos japoneses han seguido su ejemplo años y siglos después.

Pasado y presente

Hoy hay sendas bien trazadas y señalizadas, buenos hospedajes y restaurantes en las áreas de descanso, y una moderna red de comunicaciones para plantarse en Takijiri-oji, puerta de entrada al Kumano Kodo. Pero una vez que el visitante ha llegado a Takijiri-oji (un oji es un santuario secundario de los grandes santuarios) se calza las botas y comienza la caminata, verá que nada ha cambiado en este lugar en los últimos mil años.

Takijiri-oji es la entrada espiritual a las montañas sagradas. A partir de ahí la ruta se empina para ascender a la comunidad de Takahara, donde podrá disfrutar de sus vistas; la senda prosigue a través de las montañas para comenzar el descenso hasta la aldea de Chikatsuyu. Habrá recorrido 13 kolometros e invertido unas siete horas con descansos incluidos; hay lugares para pasar la noche, pero los caminantes más atrevidos podrían seguir hasta Hosshinmon-oji, que dista 18 kilómetros, siguiendo el viejo camino a través de los parajes de Tsugizakura-oji, con sus impresionantes árboles de 800 años, llamados Nonaka-no-Ipposugi. Tras el paso de Kobiro Toge, la ruta inicia una serie de ascensos y descensos hasta Hosshinmon-oji. Hay alojamientos en la aldea cercana de Hongu y en los baños termales de las inmediaciones.

La ruta de 7 kilómetros desde Hoshinmon-oji hasta el gran santuario de Kumano Hongu Taisha, el más importante de los tres grandes templos que se pueden visitar y en el que confluyen las tres principales rutas de peregrinación, es una buena mezcla de historia y cultura, pueblecitos aislados en las colinas y paradas obligatorias, como la de la casa de té de Fushiogami-jaya, atendida por voluntarios que sirven café hecho con aguas termales y productos locales.

Leído en La Voz de Galicia y ABC

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