Victoria y la aventura del Camino más crudo, solitario y mágico - Camino de Santiago

Victoria y la aventura del Camino más crudo, solitario y mágico

Reconoce que no sabía a lo que se enfrentaba. Victoria Quiroz salió de su casa (en San Sebastián) decidida a recorrer el Camino de Santiago, cargada de inconsciencia y con una mochila demasiado pesada.

Ayer, tras 11 días de peregrinación y más de 200 kilómetros desde Ponferrada, contaba ya en la meta su aventura, que incluyó nieve, borrascas y momentos mágicos.

La argentina, que lleva ya 13 años viviendo en España, explica que se dedica a la hostelería. Estas Navidades se quedó sin trabajo y falleció su perro. Ella siempre se había imaginado caminando junto a él hacia Compostela, dice, y se lanzó en solitario para calmar la inquietud que le producía este duelo y estar desocupada. Confiesa que «no estaba pendiente de la situación sanitaria. «Hace muchos meses que no miro las noticias y no estaba enterada de los cierres perimetrales».

No fue hasta que entabló conversación con Sonia, del albergue El Castillo de Villafranca del Bierzo, cuando supo de los obstáculos añadidos que habría en el recorrido, con muchos de los servicios cerrados. Pese a todo, ella se queda con la parte positiva: «Para mí fue un regalo tener todos esos paisajes para mí sola».

La nieve la acompañó hasta O Cebreiro, «pero no había mucha y lo disfruté, no lo sufrí». Solo se encontró con otro peregrino durante su viaje, que comenzó el día 15. «Fue fuerte, por la reacción de la gente. Hay sitios donde te reciben los brazos abiertos, pero en otros intentan que no te acerques por el miedo al contagio. Yo lo entiendo y me parece muy respetable… Fui bastante inconsciente al salir sin estar más informada», apunta.

Por suerte, añade, en todos los pueblos donde los albergues de la Xunta estaban cerrados «se acordó que estuviese abierto al menos uno privado, por si llegaba algún peregrino». Solo en O Pedrouzo, señala, tuvo que dormir en una pensión.

Aunque, sin duda, la noche que nunca olvidará es la que pasó en la puerta de una capilla abandonada en Sabugos (cerca de O Cebreiro), rodeada de nieve y con avistamiento, para hacerla aún más especial. Fue la noche en la que una piedra cósmica —la más grande desde el año 2004— iluminó el cielo gallego. Pasaba de la una de la mañana y Victoria lo vio de lleno: «Fue una experiencia mágica».

Para ella, el Camino cumplió todas las expectativas: «Fue muy intenso, pero todo positivo».

Leído en La Voz de Galicia

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