Pola de Siero y su albergue sin reservas - Camino de Santiago

Pola de Siero y su albergue sin reservas

Albergue de peregrinos municipal Casona de San Miguel, Pola de Siero, Asturias - Del Camino del Norte al Camino Primitivo :: Albergues del Camino de Santiago
Albergue de peregrinos municipal Casona de San Miguel, Pola de Siero, Asturias

Refugio. La villa fundada en plena ruta histórica a Oviedo y Santiago ofrece a los peregrinos del siglo XXI un lugar seguro en el que pernoctar viviendo el auténtico espíritu jacobeo

A un paso del Camino, en la misma ruta jacobea que se interna por las calles de Pola de Siero a la altura de la estatua dedicada a los músicos Falo Moro y Ángel Embil, las torres de la iglesia de San Pedro se antojan en la mirada del peregrino una suerte de pequeña catedral compostelana.

La ilusión óptica y esperanzada del romero se corresponde en cierta medida con la realidad histórica de esta villa fundada en torno al Camino, ya que en el mismo solar donde hoy se alza el templo parroquial estuvo la antigua Alberguería de San Pedro, heredera del hospital que fundó la piadosa María Ordóñez en el año 1141 para atender a pobres y peregrinos.

No muy lejos de allí, en la llamada Casona de San Miguel, abre sus puertas el actual albergue municipal, velado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Sariego y Noreña.

El asilo para peregrinos levantado en el siglo XII puso este enclave del territorio de Siero en el mapa del flujo humano que seguía la ruta jacobea y propició que una centuria más tarde, en 1270, el rey Alfonso X el Sabio concediera a los habitantes del lugar la carta puebla que daría nombre y continuidad a la villa hasta nuestros días.

La afluencia de viajeros a El Salvador y Santiago de Compostela fue constante a lo largo del tiempo por esta vía que continúa la de la costa para dirigirse a Oviedo. De esos miles de caminantes quedan pocas referencias documentales, salvo de quienes terminaban aquí su trayecto vital, pasando a ser registrados en los libros de defunciones parroquiales.

La historiadora María Josefa Sanz recoge los últimos pasos de la suiza Ana María Geleze, natural del obispado de Constanza, concretamente de Sombri en el señorío de Cengala, que falleció en el hospital de La Pola en el 1780: «Sería de cinquenta (sic) años, más o menos», apuntó el autor de la anotación. Unos años antes, en 1758, la misma investigadora, localiza otra peregrina, en este caso italiana, de nombre Verónica Cruzano, quien enviuda en la villa sierense de su marido Joseph Renoldi, Se refiere de ellos que provenían de Vimala: «En el Piamonte, reino de Turín en la Savoia».

La alberguería seguiría prestando auxilio a los romeros hasta entrado el siglo XIX.

La afluencia de peregrinos internacionales sigue dejándose notar en la capital de Siero. A la puerta del albergue público, los italianos Alessandro Binellio y Gioele Gamelli conversan con una compañera de ruta a la que conocieron en Villaviciosa, la alemana Viola Schröeter. Los tres iniciaron su periplo en Irún, acaban de dejar sus mochilas y salen a dar un paseo por las calles de La Pola. «El paisaje del norte de España es muy bello, pero hay muchos turistas y pocos alojamientos para los que hacemos el Camino a Santiago. Ha sido una suerte encontrar plaza aquí», expresan los transalpinos ante el asentimiento de la chica.

Es una percepción que escuchan a menudo, especialmente en época veraniega, señala Manuel Jesús Samartino, presidente de la asociación jacobea encargada del alojamiento: «La realidad es que en estos meses Camino y turismo se solapan a lo largo de toda la vía de la costa, prácticamente hasta Villaviciosa. Los peregrinos tienen verdaderas dificultades para pernoctar y tener servicios básicos a precios acordes con su condición y espíritu. Cuando nos llaman y les decimos que aquí no reservamos plaza y que además les garantizamos que tienen un sitio para dormir, lleguen a la hora que lleguen, se sorprenden porque, según nos transmiten, es el primer destino donde se encuentran estas facilidades», afirma. En ese sentido, asegura: «Nosotros no perseguimos batir récords de visitantes, buscamos que el peregrino de verdad sienta el Camino y lo encuentre aquí. Ellos mismos nos confirman que al llegar a La Pola han hallado la auténtica esencia que les llevó a emprender su viaje».

Los actuales responsables de la asociación que fundó el recordado Juan Manuel Rodríguez —cuyo nombre lleva ahora el Parque del Peregrino en torno al albergue— no se limitan a gestionar las pernoctaciones de los romeros que llegan a Siero y llevan a cabo una importante labor pedagógica sobre el legado jacobeo de este tramo histórico hacia El Salvador: «Les intentamos inculcar que por aquí van por el verdadero Camino, el original, porque este no es un enlace o ramal que se deriva del que viene por el norte, es el que seguían los peregrinos hacia Oviedo para desde allí continuar por el Primitivo o volver a enlazar con el de la costa» y remarcan que la capital del Principado «no solo debe reivindicarse como Origen del Camino a Santiago, sino también como destino de peregrinaciones. Y durante siglos la única manera de llegar a Oviedo era a través del valle de Sariego, Siero y Noreña».

Es el itinerario que cada vez transitan más los viajeros jacobeos informados y que muy cerca del solar donde nació la propia Pola de Siero tienen un techo donde descansar a un paso del Camino que los llevará a Santiago.

Leído en El Comercio

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