El Libro V del Codex Calixtinus, considerado la primera guía del Camino de Santiago Francés a la Catedral Compostelana, dedica un capítulo a los hospitales
Ya el Códice Calixtino decía e insistía en que “todo el mundo debe recibir con caridad y respeto a los peregrinos que se vuelven o se dirigen al Solar de Santiago, pues todo el que los recibe y hospeda con esmero, tendrá como huésped no solo a Santiago, sino al mismo señor”. Y sobre los hospitales en el Camino de Santiago precisaba: “Los peregrinos de Santiago pobres y ricos, tienen derecho a la hospitalidad y a una acogida respetuosa”.
Las necesidades básicas del peregrino eran el alimento y el descanso, y para ello aparecen los albergues en los que reposaban y eran atendidos de sus dolencias desinteresadamente, recibiendo, techo, lecho, fuego y prestaciones alimentarias.
El Libro V del Codex Calixtino, considerado la primera guía del Camino de Santiago Francés a la Catedral Compostelana, dedica un capítulo a los hospitales, citando como ejemplo tres, situados en las rutas a los centros de peregrinación cristiana medieval, Jerusalén, Roma y Santiago. En el Camino de Santiago, menciona el Hospital de Santa María de Roncesvalles.
Dice: “Están situados estos hospitales en puntos de verdadera necesidad. Se trata de lugares santos, templos de Dios, lugar de recuperación para los bienaventurados peregrinos, descanso para los necesitados, alivio para los enfermos, salvación de los muertos y auxilio para los vivos”.
En todos los caminos de peregrinación
De acuerdo con estos valores y planteamientos, se levantaron hospitales en lugares diseminados por las distintas rutas que, desde cualquier punto de Europa convergían en Santiago de Compostela.
Ya se ha dicho, que durante siglos, los sínodos, monasterios y conventos, parroquias, cofradías y particulares de los lugares más transitados por los peregrinos, organizaban un hospital, un albergue, a veces con solo dos o tres camas, en el que los peregrinos descansaban y reponían fuerzas para continuar su viaje, permaneciendo en él, los días necesarios hasta que las condiciones les permitían seguir.
Se levantaron en todos los caminos de peregrinación a Santiago, en especial en los que el recorrido era más difícil, más penoso y fatigoso. En aquellos lugares, en los que el tránsito se veía dificultado por accidentes físicos, que son fundamentalmente dos: cruce de ríos y alta montaña.
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