El albergue de peregrinos de la red pública en Ferrol abrió ayer sus puertas y los primeros viajeros en cruzarlas fueron los jóvenes italianos Mattia y Francesca, a primera hora de la tarde.
Ambos desconocían que se iban a alojar en un establecimiento de estreno y quedaron impresionados por las instalaciones, por su amplitud, su limpieza y por sus vistas hacia la ensenada. Además, se lo encontraron todo para ellos, como únicos inquilinos de un espacio que tiene capacidad para dar cobijo a 60 personas (dos de esas plazas para personas con movilidad reducida).
Mattia conoce Santiago de Compostela, puesto que ya ha completado el Camino Francés. Ahora recorre el Inglés junto con Francesca, que viaja por primera vez a Galicia. Proceden de Florencia y tienen previsto realizar la ruta en cinco o seis días, con tiempo para conocer el entorno. Su vuelo de regreso a casa no es hasta el sábado.
Ellos dos son parte de los miles de caminantes que a lo largo de 2023 han partido de Ferrol en dirección a la capital gallega. Según las cifras de la Oficina del Peregrino, son ya más de 8.000 (8.173 a última hora de la tarde de ayer) quienes optaron por arrancar desde Curuxeiras. Aunque la mayoría son españoles, es precisamente Italia el país extranjero que más aporta (un 7,94%), seguido de Alemania, Estados Unidos y Portugal.
El nuevo albergue ofrece la opción de pernoctar en la ciudad antes de echarse a andar. El requisito es contar con la credencial de peregrino y presentar la identificación. El coste es de ocho euros y se permite pasar una noche. Abre desde las 13.00 hasta las 22.00 horas y está atendido por dos personas, una por turno.
Ayer era Belén Fábregas la que recibía y explicaba a los primeros viajeros como son las instalaciones, tras la rehabilitación realizada por la Xunta en la Casa del Mar.
Ferrol se une así a una red de albergues públicos que, en los municipios de la zona, cuenta también con establecimientos en Neda y en Pontedeume.