Camino de Santiago: cómo y cuándo prepararse para que la experiencia no sea un infierno - Camino de Santiago

Camino de Santiago: cómo y cuándo prepararse para que la experiencia no sea un infierno

La Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) ha pedido prepararse “más que nunca” si se va a realizar el Camino de Santiago este verano debido al aumento del sedentarismo por la pandemia de COVID-19.

Tras confinamientos, distancia social, mascarillas y la llegada de la ansiada vacuna, muchas personas se animarán a realizar el Camino de Santiago. Además, este año es Xacobeo, por lo que la ansiada fiesta es aún más celebrada por todos y un motivo añadido para lanzarse al Camino de Santiago con motivo de la festividad de Santiago Apóstol el próximo 25 de julio.

“Este año muchas personas han dejado de practicar deporte, sobre todo aquellas que lo hacían en gimnasios y polideportivos, y las que no lo realizaban han aumentado aún más su grado de sedentarismo reduciendo las salidas diarias debido al teletrabajo y compras por internet”, resalta la SERMEF.

En este sentido, desde la sociedad científica subrayan que es importante “ahora más que nunca que todo aquel que quiera realizar el Camino de Santiago haga una preparación previa constante y progresiva, siendo recomendable iniciarla mes y medio o dos meses aproximadamente antes del mismo, debido al sedentarismo que ha aumentado por la pandemia”.

En este contexto, la SERMEF subraya que si alguien que va a realizar el Camino “no se ha preparado con el tiempo suficiente, hay que medir las fuerzas para evitar lesiones y hacer etapas un poco más cortas“. “Como hemos comentado en otras ocasiones, animamos a la población a que se aproveche el buen tiempo para volver a realizar ejercicio físico al aire libre por sus conocidos beneficios y el objetivo de realizar el Camino de Santiago es un aliciente fantástico para ello”, destacan desde la SERMEF.

Recomendaciones

La SERMEF aconseja caminar diariamente de forma gradual para comenzar a recuperar la forma, hasta alcanzar una marcha moderada y ejercicios de tonificación de cuadriceps, isquitibiales y glúteos principalmente.

“Hay que tener en cuenta que la distancia media que es recorrida en una jornada es de 15-25 km, incluso hay quien dobla esta cifra, pero se debe saber medir las fuerzas, ya que al día siguiente el Camino continúa y son frecuentes las lesiones los primeros día en los peregrinos más intrépidos”, señalan.

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Se aconseja en general realizar paradas cada hora u hora y media, conocer los límites, planificar bien las etapas y encontrar un equilibrio entre la distancia diaria objetiva y el disfrute del Camino.

En cuanto al calzado, recomiendan utilizar el mismo para entrenar que para realizar el Camino. “Es importante que sea cómodo y con el que se esté acostumbrado caminar, adaptado completamente al mismo. Recomendamos que sean de suela dura y sobre todo que sujeten bien el pie sin ser apretados, incluso que sean de una o media talla más para evitar lesiones en los dedos, mantener el pie seco con calcetines y si es necesario, recambiarlos para ello”, añaden al respecto.

En las horas de descanso, instan a “no continuar con las botas, cambiar a un calzado más ligero como chanclas o sandalias para que la piel respire, hidratarla todo lo posible con la aplicación de cremas y por supuesto mantener cortas las uñas”.

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Por otra parte, piden no olvidar el entrenamiento axial, es decir, de la espalda, de forma que se pueda soportar la carga de la mochila. “Deportes como la natación, remo, flexiones de miembros superiores, la conocida plancha, nos preparan para ello, y realizar ejercicios de estiramiento tanto de columna cervical, dorsolumbar, cintura escapular y pectorales antes de la puesta de la mochila cada mañana y en las paradas es recomendable”, apuntan.

Asimismo, recuerdan que la mochila debe tener cinchas que las ajusten al tronco en caderas y zona pectoral para repartir mejor el peso y cintas acolchadas en los hombros. No debe superar el 10 por ciento de nuestro peso, no exceder de 10 kg como norma, incluyendo el agua, por lo que se debe llevar lo imprescindible. No olvidar el chubasquero, gafas de sol, gorra o similar, crema solar y un completo botiquín, además de ropa de cambio preferiblemente de algodón.

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Sobre el uso de bastones, indican que reparte la carga al caminar en las cuatro extremidades, liberando a miembros inferiores de hasta un 25 por ciento del peso, beneficiándose por tanto rodillas y tobillos. “Además, ayudan a realizar ejercicio de tren superior, mantener una buena postura de la columna y facilitan el equilibrio en pendientes, por lo que son aconsejables”, reivindican.

“Sin duda, la conclusión más importante de todas las referidas es la importancia en este año, más que nunca, de una buena preparación física previa a emprender lo que se convertirá sin duda en un viaje inolvidable”, concluyen.

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