En estos tiempos de pandemia hay ciudadanos, muy pocos y de espíritu aventurero, que se echan a andar hacia Santiago, como Marketa Strnadlova, joven checa, de la ciudad de Brno, la cual, como tantos inmigrantes orientales buscan un mejor futuro en España; o Rubén Luis Fernández, alicantino en edad de plenitud, que trabaja largas temporadas en Suiza, mientras otras descansa en nuestra nación. Los dos han perdido su trabajo a causa de la Covid-19, ese virus que ha trastocado la vida del planeta Tierra.
Cada uno por su parte decidió emprender la peregrinación en Sevilla, para continuar por la Calzada de la Plata desde Mérida y en Astorga tomar el Camino por excelencia, el Francés. A otros dos peregrinos, una francesa y un canario, que iniciaron la andadura, desde el pueblo extremeño de Cañaveral (cercano a una de las antiguas posadas o ‘mansio’, Turmulus) les han perdido la pista, probablemente porque, dadas las dificultades, desistieran de continuar.
Como se encontraban agotados, Marketa y Rubén Luis solicitaron dormir dos noches en el albergue de Astorga, regentado por la señera Asociación de Amigos del Camino de Santiago. Esta mañana del domingo, 15 de noviembre, temprano, se encaminaron hacia la próxima parada, en Rabanal del Camino. Los alcancé en ese paraje, situado entre los pueblos de Santa Catalina y El Ganso, de salpicadas encinas y algún matojo de roble, por el labrantío no hace mucho abandonado; y de vereda diferenciada, con la silueta de Astorga, en la lejanía, sumida en la bruma de una mañana lluviosa y oscura.
Pasaba de la hora del mediodía y estaban sentados en un banco de granito, junto a la sencilla cruz de madera, ornada con algunas piedras depositadas, como ritual de los deseos, en su escalinata de aposento; era el suyo el ademán propio de cuantos toman un respiro para continuar andando. Quería agradecerles el caminar por la Vía de la Plata, calzada a la que hurtan el nombre para falsificar su sentido y su trazado; y también deseaba conocer sus impresiones.
Marketa es reservada, no está en su ánimo manifestar qué le animó a hacer el Camino, tampoco a hablar de su ciudad natal, Brno, ni de su catedral, como la nuestra de impronta neogótica y barroca, pero tras la expresión de sus ojos se adivina una vida no exenta de imágenes de indefensión o dolorosas. Rubén Luis ya conoce el Camino Francés, y peregrina de nuevo por motivos personales y religiosos, en tiempo de paro.
Son días de pandemia, y todo son reservas, precauciones, y medidas extremas para hospedar al peregrino, pero aun así lamenta que en la Vía de la Plata apenas hay albergues, “todo es un negocio puro y duro”, salvo en Aldea del Cano, y en Fuenterroble de Salvatierra, donde fueron muy bien acogidos, especialmente en este último pueblo salmantino, donde el sacerdote Blas lleva lustros ‘luchando’ por la Vía como camino peregrino. También lamenta que no haya áreas de descanso como en el Francés, ni apenas fuentes; y sin embargo, me comenta, la naturaleza, sobre todo en la Extremadura, es esplendorosa, y uno pasa cercano a animales, ciervos, toros…
Con esta carencia de infraestructuras en la Vía de la Plata, se encontrarán los peregrinos el próximo 2021, Año Santo Jacobeo. Los dineros europeos, o de administraciones españolas, al amparo de su patrimonio y de su nombre, han ido destinados en gran parte a lugares ajenos a su trazado, o a ‘desviarla’ por poniente, como camino peregrino, desde Granja de Moreruela, hacia Orense y Santiago.
Esta felonía, que suprime la Vía en todas las poblaciones de León y algunas de Zamora, pretenden ‘consolidar’ cuatro autonomías el año próximo, abanderadas por la gallega, interesada en potenciar con su nombre pueblos sin vestigio alguno de la calzada romana.
Contó Astorga, como bien nos ilustra don Augusto Quintana (“Hospitales astorganos”, 1993), con cinco hospitales de peregrinos ligados a la Vía de la Plata, San Roque, San Román, Los Mártires, San Nicolás y San Martín. Cabe el recordar que las alberguerías y hospitales documentados en Astorga son un mínimo de 24, unos en el Camino Francés, otros en la Vía de la Plata, y unos cuantos próximos a las dos sendas peregrinas. El concepto de hospital antiguamente no es el actual, eran instalaciones muy precarias, la mayoría.
Dos peregrinos, Marketa y Rubén Luis han descansado en Astorga, después de una travesía desde Sevilla en la que, algunas noches, más de diez, por falta de albergues y carestía de los hospedajes privados, han dormido a la intemperie. Nadie como ellos para conocer y saber qué significan, de qué están sobrados o carecen, dos caminos esenciales a Santiago, que se encuentran en esta ciudad. Desde Roncesvalles, y desde Mérida, hasta Astorga y su continuidad a Santiago, queda patente la historia, el arte, la cultura, la variada naturaleza, la gastronomía…, de la península ibérica. No se debería hurtar tamaño bien a los viajeros y a los peregrinos de España y del mundo.
Leído en Astorga Redacción